Unos tipos de interés oficiales más bajos en comparación con la mayoría de las demás naciones en desarrollo han hecho que las divisas de Asia hayan tenido un rendimiento inferior en los últimos tiempos. Sin embargo, la reversión de las operaciones de carry trade a escala mundial, desencadenada en gran medida por la intervención en el mercado de divisas de las autoridades japonesas y el giro de línea dura del Banco de Japón, ha provocado una inversión de estos flujos y una mejora de la confianza de los inversores en el mercado de divisas asiático, a lo que también ha contribuido la agresiva reevaluación de las expectativas de tipos de interés en Estados Unidos.
El ringgit malasio (+3,7% frente al USD en lo que va de año) ha sido la moneda con mejor rendimiento, en parte debido a los bajos tipos nominales nacionales y su condición de baja beta. Un poco más rezagado se ha situado el dólar de Singapur (-0,3%), que sigue cotizando en un rango estrecho frente al dólar estadounidense, mientras la Autoridad Monetaria de Singapur se esfuerza por lograr una apreciación frente a la cesta del SGD. La rupia india (-0,8%) y el yuan chino (-0,9%), ambos también estrechamente controlados por sus respectivos bancos centrales, cotizan no muy lejos de sus niveles del 1 de enero.
Entre las divisas con peores resultados figuran las más sensibles al riesgo, como el won surcoreano (-4,1%), y/o las más vinculadas al ciclo económico chino, como el baht tailandés (-0,7%) y la rupia indonesia (-1,9%). La preocupación por la situación de la economía china, que probablemente no alcance el objetivo de crecimiento del 5% fijado por el Gobierno este año, sigue suponiendo un riesgo para las divisas de la región. China alcanzó su objetivo de crecimiento más bien modesto en 2023, aunque los últimos datos macroeconómicos no han sido alentadores, y la política monetaria más laxa del Banco Popular de China sólo puede llegar hasta cierto punto.
A pesar de la débil actividad en China, las perspectivas de crecimiento de Asia siguen siendo relativamente favorables. El índice PMI compuesto de Asia de J.P. Morgan disminuyó en julio, aunque este indicador sigue situándose por encima del nivel que denota expansión (52,4). El fin de las subidas de los tipos de interés en la mayoría de los países y la continua relajación de las tasas de inflación deberían respaldar la demanda. También esperamos que en los próximos meses comiencen los recortes de los bancos centrales en gran parte de la región, potencialmente a un ritmo más rápido de lo previsto en caso de que la Fed lleve a cabo un ciclo de relajación más agresivo.
En el frente exterior, todas las miradas estarán puestas en el resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre. Vemos una victoria de Donald Trump como el escenario más negativo para las economías asiáticas, dada la probabilidad de que los aranceles estadounidenses a las importaciones chinas sean mucho más elevados. Aunque esto sería claramente bajista para las divisas asiáticas, la posibilidad de que Trump y su compañero, J.D. Vance, sigan una política a favor de una devaluación del dólar estadounidense hace que las implicaciones para las divisas de la región de una victoria republicana no estén claras.
Los fundamentos macroeconómicos de la región siguen siendo sólidos, caracterizados en su mayor parte por unos saldos por cuenta corriente sólidos y unas posiciones de reservas de divisas saneadas. Esto debería permitir una intervención continuada en el mercado de divisas en muchos casos, sobre todo en Indonesia y la India, donde los bancos centrales se han mantenido activos para evitar depreciaciones excesivas de sus monedas. Esto respalda nuestra opinión de que la mayoría de las divisas asiáticas están bien situadas para registrar modestos avances, o mantener su valor, frente al dólar estadounidense en los próximos meses.
Yuan chino (CNY)
Lo más destacado:
➢ El yuan repunta desde mínimos debido a la reversión del carry trade.
➢ La economía china sigue atravesando dificultades.
➢ El PIB del segundo trimestre no alcanza las estimaciones. Se pone en duda el objetivo de crecimiento del 5%.
➢ La demanda interna sigue siendo débil y la inflación moderada.
➢ El PBoC recortó el tipo repo en julio en un intento de apoyar la economía.
➢ Hemos revisado al alza nuestras previsiones para el USD/CNY.
El yuan chino ha repuntado con fuerza en lo que va de mes, tras una caída constante frente al dólar estadounidense durante la mayor parte del año.
Una amplia brecha en los diferenciales de tipos de interés entre China y la mayoría de las principales economías, y los persistentes problemas económicos a los que se enfrenta la mayor economía de Asia, han sido desfavorables para el yuan. Las medidas adoptadas por las autoridades han contribuido a limitar el alcance de la depreciación y, en términos ponderados por el comercio, la moneda se ha apreciado desde principios de año, ya que sus homólogas de mayor beta han sufrido más las consecuencias de unos tipos de interés estadounidenses más altos durante más tiempo y de un dólar más fuerte.
En los últimos meses hemos vivido una especie de déjà vu, parecido al periodo posterior a la relajación de las restricciones pandémicas, ya que las alentadoras señales iniciales de la economía china han dado paso a la decepción. El crecimiento económico chino se ralentizó hasta el 4,7% en el segundo trimestre, desde el 5,3% anterior, lo que aumenta la probabilidad de que las autoridades tengan dificultades para alcanzar su objetivo de un crecimiento de “en torno al 5%” este año. Ahora parece muy improbable que China iguale la expansión del 5,2% registrada el año pasado, salvo un auge inesperado hacia finales de año.
La demanda interna atraviesa dificultades, lo que se ha puesto especialmente de manifiesto en unas presiones sobre los precios extremadamente moderadas. El índice general de crecimiento de los precios al consumo ha estado rondando el cero e inesperadamente bajó al 0,2% en junio. La inflación subyacente, por su parte, se estabilizó en el 0,6%. Los actuales problemas del sector inmobiliario, caracterizados por la caída de las ventas de propiedades y la bajada de los precios, no hacen sino agravar el sombrío sentimiento de los consumidores chinos.
Las autoridades han introducido más políticas para enderezar el rumbo, como la relajación de las restricciones a la compra de propiedades y una mayor flexibilización de la política monetaria. En julio, el PBoC anunció un recorte de 10 puntos básicos del tipo de interés de las operaciones dobles a 7 días, hasta el 1,7%, al que siguieron recortes de 10 puntos básicos por parte de los bancos chinos de los tipos preferenciales de los préstamos a 1 y 5 años (hasta el 3,35% y el 3,85%). Pocos días después, el PBoC anunció una reducción de 20 puntos básicos del tipo de interés del MLF, hasta el 2,3%. La acción coordinada para suavizar las condiciones de financiación se suma a la sensación de que los responsables de la toma de decisiones se cuidan de ignorar la realidad económica. La reciente apreciación del yuan y la creciente probabilidad de recortes agresivos por parte de la Reserva Federal pueden proporcionar un margen adicional para la relajación monetaria. Dicho esto, la política monetaria sólo puede llegar hasta cierto punto, sobre todo en la China actual, y los inversores esperan más apoyo por el lado fiscal. Hasta ahora, no han quedado satisfechos.
A la luz de las recientes y decepcionantes noticias económicas de China, hemos revisado al alza nuestras previsiones para el USD/CNY. Aunque no vemos un cambio significativo de la economía a corto plazo, la perspectiva de unos tipos más bajos en EE.UU. debería seguir aliviando la presión sobre la divisa china. La situación económica interna, incluida la del sector inmobiliario, sigue siendo uno de los mayores riesgos para el yuan, al igual que el resultado de las elecciones estadounidenses.
Dada su dura postura hacia China, incluida la promesa de imponer un arancel del 60% (o superior) a todas las importaciones chinas, es probable que el yuan sufra con una victoria electoral de Trump. Dicho esto, es probable que las relaciones entre los dos pesos pesados de la economía sigan siendo tensas, independientemente de quién gane las elecciones presidenciales de noviembre. No nos cabe duda de que la volatilidad en el mercado de divisas asiático será elevada antes y después de la votación. Sin embargo, es posible que las autoridades chinas pongan un énfasis adicional en la gestión del yuan durante este tiempo.
Rupia india (INR)
Lo más destacado:
➢ La rupia se mantiene en gran medida frente al USD en torno al rango de 83-84.
➢ La intervención del Banco de la Reserva de la India mantiene a la rupia en un rango estrecho.
➢ La economía india crece a buen ritmo. Revisión al alza de las previsiones del PIB.
➢ Inflación dentro de la banda del RBI, pero precios de los alimentos elevados.
➢ El riesgo electoral aparece como factor de riesgo para la rupia.
➢ Vemos ligeras ganancias para la rupia hasta finales de 2025.
La rupia india cotiza actualmente cerca de sus mínimos frente al dólar estadounidense, a pesar del buen comportamiento de la economía nacional.
La aversión al riesgo derivada del temor a una posible recesión en EE.UU., la creciente incertidumbre en Oriente Medio y la incertidumbre en torno a las elecciones generales en la India han afectado negativamente a la rupia. El tipo de cambio USD/INR, sin embargo, ha tenido dificultades para superar el nivel de 84. Esta barrera se atribuye en gran medida a la intervención del Banco de la Reserva de la India (RBI), que ha intervenido para mitigar la volatilidad y proteger la divisa de una mayor depreciación. Si nos centramos únicamente en la evolución dentro de la India, las perspectivas parecen optimistas. La economía ha experimentado un sólido crecimiento desde 2020, cuando el país experimentó su última contracción, y el FMI no sólo ha calificado a la India como la gran economía de más rápido crecimiento del mundo, sino que ha elevado sus previsiones de crecimiento del PIB para 2024 al 7%, desde la anterior previsión del 6,8%.
Las perspectivas positivas se extienden al frente fiscal, ya que la balanza por cuenta corriente se ha recuperado de años de déficits sustanciales hasta alcanzar un superávit de 5.700 millones de dólares en el primer trimestre de 2024. Además, la relación de intercambio de la India ha mejorado significativamente, alcanzando el nivel más alto registrado en 2023 (147). Las reservas de divisas también han seguido aumentando y se mantienen en el equivalente a diez meses de cobertura de las importaciones. Esto debería proporcionar munición suficiente para que el banco central siga interviniendo para garantizar la estabilidad relativa de la rupia.
Sin embargo, el contrapunto lo pone la tasa de inflación, que se situó en el 5,1% en junio. Aunque esta cifra se mantiene dentro de la banda de tolerancia del Banco de la Reserva de la India (entre el 2% y el 6%), está empezando a sufrir la presión al alza del aumento de los precios de los alimentos, lo que suscita preocupación por los posibles efectos indirectos sobre otros componentes.
De hecho, la resistencia de la economía y la elevada inflación de los alimentos deberían permitir al RBI esperar más tiempo antes de empezar a relajar su política monetaria. El RBI votó a favor de mantener los tipos estables en agosto, aunque señaló que vigilaría los precios de los alimentos. Esto reduce la probabilidad de un recorte de tipos en octubre y sugiere que la relajación de la política monetaria, que podría comenzar en diciembre o febrero, será probablemente gradual.
Por otro lado, el resultado de las elecciones generales de principios de junio, en las que el Bharatiya Janata Party (BJP) obtuvo unos resultados más débiles de lo previsto, se ha revelado como un factor significativo que ha contribuido al débil comportamiento de la rupia. El BJP, el partido del reelegido primer ministro Narendra Modi, no alcanzó el número de escaños necesario para asegurar la mayoría. Esto implica que Modi se enfrentará ahora a mayores retos a la hora de aprobar leyes, y que la elaboración de políticas en la India puede perder eficacia.
En conjunto, seguimos siendo optimistas en cuanto a las perspectivas de la rupia india y esperamos que la moneda se aprecie en los próximos meses. Seguimos considerando que los fundamentos macroeconómicos de la India son alcistas para la divisa, sobre todo porque los tipos de interés reales son positivos y las reservas de divisas siguen siendo considerables, lo que debería permitir al RBI seguir interviniendo para mantener el tipo de cambio de la rupia más o menos estable.
Es probable que la volatilidad de las elecciones generales se desvanezca con el tiempo, y la reciente bajada de los precios del petróleo podría apoyar aún más el crecimiento de la India, dado que el país es importador neto de petróleo. Sin embargo, persisten los riesgos para la rupia, como la ralentización de la economía china, que podría afectar a las exportaciones de la India, y la actual aversión mundial al riesgo, que podría provocar salidas de capital de los mercados emergentes.
Rupia indonesia (IDR)
Lo más destacado:
➢ El IDR cotiza a la baja en lo que va de año debido al retraso de los recortes de tipos por parte de la Fed.
➢ El resultado de las elecciones de febrero reduce el riesgo político.
➢ La economía indonesia crece en torno al 5%.
➢ La inflación sigue disminuyendo y vuelve a situarse dentro del rango objetivo del Banco de Indonesia.
➢ El Banco de Indonesia sorprendió a los mercados con una subida de tipos en abril, pero es probable que la próxima medida sea un recorte.
➢ Vemos avances modestos en el IDR. El Banco de Indonesia seguirá interviniendo en el mercado de divisas.
Al igual que muchas de sus homólogas asiáticas, la rupia indonesia se ha depreciado desde nuestra última actualización, ampliando sus pérdidas a alrededor del 4% frente al dólar estadounidense en lo que va de año.
Atribuimos gran parte de esta debilidad a factores externos, como el retraso de los recortes de los tipos de interés por parte de la Fed y el consiguiente fortalecimiento del dólar estadounidense. La persistente inquietud en torno a las perspectivas económicas de China, el mayor socio comercial de Indonesia, también ha seguido ensombreciendo al país insular.
Las elecciones generales celebradas en Indonesia en febrero se desarrollaron en gran medida según lo previsto. Prabowo Subianto ganó la presidencia del país en primera vuelta, recibiendo un número récord de votos (96,2 millones), superando incluso al actual gobernante, el popularísimo Joko Widodo. Su victoria provocó cierta relajación del riesgo político, y se espera que su gobierno tras la investidura de octubre sea una continuación del de Jokowi. Sin embargo, su aparente disposición a una política fiscal más laxa ha suscitado inquietud entre los inversores, que consideran ahora el riesgo de un aumento del ratio deuda/PIB de aproximadamente el 40% al 50% en los próximos cinco años. La cuestión de quién sustituirá al prestigioso Sri Mulyani como próximo ministro de finanzas de Indonesia adquiere una importancia añadida.
La actividad económica en Indonesia no ha cambiado significativamente desde nuestro último informe, y el país sigue registrando un crecimiento del PIB de en torno al 5% (5,1% en el primer trimestre). El sector manufacturero, que representa alrededor de una quinta parte de la economía, parece estar perdiendo impulso, y el índice PMI del sector alcanzó en julio su nivel más bajo en 13 meses (49,3). Aunque esto ha suscitado cierta inquietud sobre el estado de la economía, no parece haber alterado significativamente las perspectivas por ahora, sobre todo porque otros sectores (por ejemplo, el turismo) están resistiendo bien. De hecho, las llegadas de extranjeros a Indonesia aumentaron un 21% en los seis primeros meses de 2024 en comparación con el mismo periodo de 2023.
Las presiones sobre los precios en Indonesia siguen contenidas. La inflación general se redujo al 2,1% en julio, manteniéndose dentro de la banda objetivo (3% ± 1%). El índice subyacente, por su parte, ha tendido al alza, aunque se ha mantenido por debajo del 2% durante los últimos diez meses.
Tras mantener los tipos estables durante cinco meses, el Banco de Indonesia (BI) sorprendió a los mercados con una subida de tipos en abril, destinada a frenar la venta masiva de rupias. El banco también proporcionó una orientación poco habitual en materia de divisas, señalando que espera que el USD/IDR vuelva a situarse en el nivel de 15.800 en el cuarto trimestre. Tras una subida de tipos de 25 puntos básicos, el tipo repo inverso se ha mantenido estable y, salvo una depreciación significativa de la rupia, parece que la próxima medida será un recorte. El calendario de los recortes es incierto, y la trayectoria de los tipos de la Reserva Federal, el comportamiento de la rupia y los datos económicos entrantes deberían desempeñar un papel importante a la hora de determinarlo. Vemos realista una primera reducción de tipos antes de finales de año, sobre todo si la rupia consigue recuperar parte de sus pérdidas.
La estabilidad del tipo de cambio sigue siendo un punto clave para el banco central, y el BI ha seguido tomando medidas para proteger la rupia, incluida la intervención en el mercado de divisas. Sus esfuerzos se han traducido en una caída de las reservas de divisas, que con 140.000 millones son un 4% inferiores a las de principios de año. Esto equivale a algo más de siete meses de importaciones que, en nuestra opinión, deberían permitir al BI proporcionar algún apoyo adicional a la moneda cuando sea necesario. En cuanto a la balanza por cuenta corriente, tras volverse negativa en 2023, ha seguido registrando pequeños déficits en los últimos trimestres.
Nuestra visión optimista sobre la rupia se ha atenuado desde nuestro último informe. Un entorno exterior desfavorable es bajista para la rupia, y la situación interna, aunque sigue siendo razonable en términos de fundamentos y actividad, ha proporcionado poco apoyo a la divisa. Dicho esto, seguimos confiando en que la rupia pueda recuperarse en los próximos meses, sobre todo cuando la Reserva Federal empiece a relajar su política monetaria. De hecho, la divisa ya ha recuperado algo de terreno a medida que los mercados aumentan las apuestas a favor de unos tipos estadounidenses más bajos.
Ringgit malasio (MYR)
Lo más destacado:
➢ El MYR repunta con fuerza en un contexto de relajación del carry trade a nivel mundial.
➢ El BNM mantiene el tipo de interés oficial en el 3%.
➢ El fuerte crecimiento respalda la estabilidad de los tipos del BNM.
➢ La solidez de los fundamentos económicos favorece al ringgit.
➢ Hemos revisado a la baja nuestras previsiones para el USD/MYR.
El ringgit malasio ha sido la divisa asiática que mejor se ha comportado desde nuestro último informe, con una subida de aproximadamente el 6% frente al dólar estadounidense.
La divisa se ha comportado especialmente bien en las últimas semanas, y a principios de agosto el USD/MYR cayó a su nivel más bajo desde abril de 2023. El ringgit, de bajo rendimiento, ha sido uno de los principales beneficiarios de la reciente reversión de las operaciones de carry trade y de la agresiva revalorización de las expectativas sobre los tipos de interés de la Fed.
Desde hace tiempo mantenemos una visión optimista sobre el ringgit y, en cierto modo, el reciente repunte valida nuestra opinión. Ha sido difícil obtener ganancias significativas, sobre todo teniendo en cuenta la estricta política monetaria en el extranjero, sobre todo en EE.UU., y el malestar económico en China, uno de los principales socios comerciales de Malasia.
Atribuimos el reciente rendimiento superior del ringgit, al menos en parte, a los bajos tipos de interés de Malasia, que se encuentran entre los más bajos de Asia, algo positivo en un periodo de reversión del carry trade. El tipo de interés oficial a un día del Bank Negara Malaysia (BNM) se ha mantenido sin cambios en el 3% desde mediados de 2023, y el banco no se muestra dispuesto a cambiar su postura en un futuro próximo. La inflación ha mostrado una leve tendencia al alza en los últimos meses, aunque se mantiene contenida en el 2% en junio, mientras que la medida subyacente se ha situado por debajo de ese nivel desde diciembre.
Se prevé un repunte de la inflación como consecuencia de la supresión de las subvenciones al gasóleo en junio, pero el BNM espera que sea manejable. La postura del Gobierno sobre las subvenciones a los carburantes sigue siendo clave para las perspectivas de inflación, ya que, en nuestra opinión, una nueva supresión podría limitar los argumentos a favor de una relajación de la política monetaria. El fuerte crecimiento de la economía malasia, que se aceleró en el segundo trimestre hasta un impresionante 5,8% interanual, también respalda la opinión de que los tipos se mantendrán estables en los próximos meses. Los riesgos para el crecimiento de Malasia están presentes e incluyen un comportamiento tambaleante de la economía china, pero las perspectivas para el país parecen favorables.
Los fundamentos de Malasia siguen siendo bastante sólidos. La balanza por cuenta corriente es muy positiva y las reservas de divisas equivalen a más de seis meses de importaciones. Es probable que esto sea suficiente para que el BNM pueda seguir interviniendo en el mercado, cuando sea necesario. Sin embargo, la situación fiscal es menos favorable. El déficit presupuestario del país se ha mantenido elevado en los últimos años, situándose en el 5% del PIB en 2023. El Gobierno pretende reducirlo al 4,3% este año, en parte recortando las subvenciones mencionadas. Sin embargo, esto ha suscitado reacciones en contra, y las autoridades pueden recelar de los costes políticos de decisiones similares en el futuro.
Nuestra opinión sobre las perspectivas del ringgit sigue siendo optimista. El fuerte crecimiento económico y los sólidos fundamentos macroeconómicos son positivos para las perspectivas. La evolución de los tipos de interés a escala mundial también debería ser favorable para la moneda en los próximos meses. Suponemos que, a corto plazo, el ringgit podrá mantener una buena parte de las ganancias que ha logrado recientemente y es probable que se mantenga bien sostenido a lo largo a medio plazo.
Hemos realizado un pequeño ajuste a la baja de nuestras previsiones sobre el USD/MYR ante el reciente giro del mercado que, en nuestra opinión, podría volver a situar a Malasia en el mapa para algunos inversores. La situación fiscal interna sigue siendo un riesgo para el ringgit, aunque la evolución exterior puede resultar más importante. Habrá que seguir de cerca la evolución de China, así como el calendario y el ritmo de las reducciones de tipos a escala mundial.
Dólar de Singapur (SGD)
Lo más destacado:
➢ La Autoridad Monetaria de Singapur (AMS) sigue diseñando una apreciación gradual del SGD frente a una cesta.
➢ No hubo cambios de política monetaria en la reunión de julio de la AMS.
➢ Los comunicados de la AMS van en línea con la no modificación de la política este año.
➢ La actividad económica se ralentizó en 2023, pero el crecimiento repuntará en 2024.
➢ Seguimos viendo ligeras ganancias del SGD frente al dólar estadounidense.
La Autoridad Monetaria de Singapur utiliza el tipo de cambio del SGD, en lugar de los tipos de interés, como medio para garantizar la estabilidad de los precios y apoyar la competitividad del sector exportador dominante del país.
El dólar de Singapur se gestiona frente a una cesta de divisas a las que se asigna una ponderación basada en la importancia del país para el comercio. Estas ponderaciones no se facilitan explícitamente, aunque los componentes más importantes se estiman en un 25% de USD, un 15% de EUR, un 15% de CNY y un 12% de MYR. Los responsables de la política monetaria determinan una trayectoria direccional para la moneda en términos de tipo de cambio efectivo nominal, al tiempo que tratan de mantenerla dentro de una banda que se asigna durante las reuniones de política monetaria, que recientemente han pasado de ser semestrales a trimestrales.
La AMS mantuvo sin cambios su política monetaria en julio, en línea con las expectativas. De este modo, la pendiente de la banda oficial del tipo de cambio efectivo nominal del SGD se estima en el 1,5%, con una amplitud de la banda en torno al 2%. En su comunicado, el banco afirmó que el TCEN “ha seguido fortaleciéndose en la mitad superior de la banda de apreciación de la política monetaria”. Hubo cierta sensación de agresividad en los comunicados del banco, y el banco expresó su confianza en que el actual ritmo de apreciación garantice la estabilidad de precios.
Consideramos que los comunicados anteriores indican que aún no se va a producir un cambio de política, y esperamos que los ajustes actuales se mantengan al menos durante el resto del año. El banco central sigue previendo una inflación subyacente del 2,5-3,0% en 2024, y no espera que descienda a alrededor del 2% en 2025, salvo “nuevos shocks”. La AMS ha rebajado su previsión de inflación general para 2024 al 2,0-3,0% (desde el 2,5-3,5%), aunque creemos que las perspectivas de la inflación subyacente siguen siendo más importantes.
Los responsables de la política monetaria siguen mostrándose optimistas sobre las perspectivas de crecimiento interno. Según la declaración de julio, el banco prevé que la brecha de producción se cierre a finales de año y que el crecimiento se acerque a su potencial del 2-3% este año. La economía de Singapur se ralentizó en 2023, registrando una expansión anual de sólo el 1,2% (3,6% en 2022). Sin embargo, la actividad ha repuntado en lo que va de 2024, y la expansión del 2,9% interanual registrada en el segundo trimestre, por encima del consenso, sugiere que el crecimiento en el conjunto del año superará sin problemas el 2%.
Los datos sobre exportaciones han seguido siendo flojos, y en términos anuales los ingresos por exportaciones en el sector no petrolero se han contraído en todos los meses desde enero. El hecho de que Singapur no dependa de China, en comparación con sus homólogos de la región, es positivo, dada la atonía de la mayor economía de Asia. Los ingresos por turismo también han seguido aumentando, con un incremento de las llegadas de extranjeros hasta alcanzar un máximo post pandémico en marzo (1,46 millones). Sin embargo, esta cifra sigue siendo un 15% inferior a los niveles anteriores a la pandemia.
Creemos que la Autoridad Monetaria de Singapur se contentará con mantener estable la política por ahora. La inflación subyacente se mantiene alta y la economía crece a un ritmo razonable. No prevemos una reducción de la pendiente de apreciación del SGD en la próxima reunión de octubre, salvo que se produzca una fuerte caída de las presiones sobre los precios, y es probable que la vuelta a una trayectoria plana del dólar frente a la cesta sea gradual. De este modo, mantenemos nuestra previsión de leves ganancias para la divisa singapurense frente al dólar.
Won surcoreano (KRW)
Lo más destacado:
➢ Rendimiento inferior del KRW debido a los débiles datos de China, alta sensibilidad al riesgo.
➢ El crecimiento del PIB se recupera en el primer semestre de 2024 con respecto a 2023.
➢ Los datos comerciales resisten, a pesar de la debilidad de la demanda china.
➢ La inflación nacional vuelve al objetivo del Banco de Corea.
➢ Se avecinan recortes de tipos del Banco de Corea, posiblemente en octubre.
➢ Hemos revisado a la baja nuestras previsiones para el KRW.
El won sigue siendo uno de los mejores barómetros del sentimiento de riesgo mundial, lo que explica en gran medida sus caídas en los últimos tres años.
Los datos macroeconómicos poco alentadores de China y los bajos tipos de interés del Banco de Corea en comparación con sus homólogos han contribuido a la visión bajista de los inversores hacia el won. La moneda surcoreana se ha debilitado casi un 6% desde principios de año, y un 30% desde principios de 2021, cayendo en abril a su nivel más bajo frente al dólar estadounidense desde 2009. Sin embargo, este periodo de debilidad puede estar llegando a su fin, ya que los principales bancos centrales están a punto de relajar su política monetaria.
Las exportaciones son la columna vertebral de la economía surcoreana, y China es indiscutiblemente su mayor socio comercial (26%), lo que hace que los datos de la mayor economía de Asia sean especialmente importantes para el won. Las recientes cifras del PIB chino han decepcionado (crecimiento del 4,7% en el segundo trimestre), mientras persisten los problemas relativos al sector inmobiliario. El PBoC ha recortado recientemente varios tipos de interés y el Gobierno chino ha anunciado programas de apoyo a la economía, aunque no parecen suficientes en la coyuntura actual. Esta es una noticia especialmente mala para la economía surcoreana, dada su fuerte dependencia de la demanda china.
Sin embargo, los datos comerciales recientes han sido bastante resistentes. La balanza por cuenta corriente de Corea del Sur ha mejorado significativamente, tras haber caído recientemente a mínimos históricos, lo que debería favorecer a la divisa. En mayo, el superávit subió a su nivel más alto desde 2021, en gran parte como consecuencia de la diversificación de los destinos de las exportaciones. El esperado repunte de la actividad en el sur de Asia debería seguir apoyando a la economía surcoreana.
El crecimiento del PIB aumentó al 3,3% en el primer trimestre y al 2,3% en el segundo, una mejora muy significativa respecto al año anterior. El mencionado aumento del comercio internacional fue uno de los principales motores de la economía coreana en su conjunto, destacando el papel de los semiconductores. La debilidad del consumo, observada, entre otros, en los datos de ventas al por menor (-0,9% en junio), fue un lastre, en parte consecuencia de la mayor deuda de los hogares del país (por encima del 100% del PIB en 2023), que es la mayor del mundo.
Combinado con los descensos de la inflación observados en los últimos meses (la medida subyacente ha estado dentro, o justo por encima, del objetivo del 2% del Banco de Corea durante los tres últimos meses), nos estamos acercando significativamente al inicio de los recortes de los tipos de interés. En nuestra opinión, el primero se producirá probablemente en octubre, cuando se publiquen las proyecciones económicas y de inflación. No se descarta un recorte en agosto, pero la inflación general se mantiene por encima del objetivo. Las declaraciones del Gobernador Rhee Chang-Yong han sido más bien prudentes, y el banco está dando prioridad al mantenimiento de la estabilidad en los mercados financieros, lo que hace improbable, a nuestro juicio, una reducción de los tipos en agosto.
Dado el grado de debilidad de la economía mundial, los decepcionantes resultados de la economía china, el mayor socio comercial de Corea, y el sentimiento más bien débil hacia las divisas asiáticas en general, hemos revisado al alza nuestras previsiones para el par USD/KRW. Dicho esto, seguimos esperando que el won se aprecie, sobre todo ante las crecientes expectativas de agresivos recortes de tipos de la Fed, lo que probablemente reducirá el diferencial de tipos de interés entre ambos países. La esperada recuperación de la economía nacional, el continuo desmantelamiento de las operaciones de carry trade y la mejora de los fundamentos macroeconómicos también pueden mejorar la confianza en el KRW.
Baht tailandés (THB)
Lo más destacado:
➢ El THB se recupera a pesar de la agitación política.
➢ Nombramiento en agosto de la nueva PM Shinawatra, hija del anterior líder.
➢ La presión del Gobierno sobre la política del Banco de Tailandia es mal recibida por los inversores.
➢ Los flujos de IED caen en 2023 al nivel más bajo de los miembros de la ASEAN.
➢ La recuperación del turismo y de las ventas al por menor invita al optimismo.
➢ Vemos un USD/THB plano hasta finales de 2025.
El baht se debilitó en los cuatro primeros meses del año, debido tanto al empeoramiento del sentimiento hacia las divisas asiáticas como a la agitación política en Tailandia.
La debilidad de la economía china, los buenos resultados de la estadounidense y tipos de interés más altos durante más tiempo de los principales bancos centrales no han ayudado a las divisas asiáticas. Para el baht, la agitación política también ha pasado a primer plano, lo que ha provocado la retirada de flujos de IED y el deterioro del clima inversor. La ralentización de la economía tailandesa también ha empeorado en cierta medida el sentimiento hacia el baht. Sin embargo, recientemente la divisa se ha recuperado y ha cotizado cerca de la zona media del ránking de rendimiento de las divisas asiáticas.
El golpe de mayo de 2014 sigue teniendo una clara huella en Tailandia, sobre todo los cambios constitucionales que permiten el control militar del sistema político, incluida la composición del Gobierno y la elección del primer ministro. Las elecciones de 2023 no fueron diferentes. Aunque el partido reformista Move Forward Party (MFP) fue el más votado, la tarea de formar gobierno se confió a Srettha Thavisin, del partido populista Pheu Thai. El propio Thavisin fue destituido de su cargo por el Tribunal Constitucional el 14 de agosto, por haber nombrado supuestamente a un miembro del gabinete con antecedentes penales. El mismo tribunal había disuelto el MFP por “socavar la monarquía” con sus reformas.
La coalición gobernante Pheu Thai eligió en agosto a la hija de Thavisin, Paetongtarn Shinawatra, como nueva Primera Ministra. No se sabe si continuará con las políticas de su padre. En la agenda figuraba una iniciativa de monedero digital por la que las personas con rentas más bajas recibirían 10.000 baht (unos 275 dólares) para gastar en comercios locales. El programa llegaría a 50 millones de ciudadanos y costaría casi 14.000 millones de dólares, y se financiaría en los presupuestos fiscales de 2024 y 2025.
Es evidente que el gobierno está intentando activamente estimular la economía desde el lado fiscal. En los últimos meses, también ha presionado al Banco de Tailandia para que aumente el objetivo de inflación (1-3%) y baje los tipos de interés. Sin embargo, se han mantenido sin cambios desde septiembre de 2023 (2,5%), y en la última reunión la división de votos fue aún más agresiva (6-1). El conflicto entre las partes es evidente. Es importante señalar que el mandato de Sethaput Suthiwartnarueput, presidente del Banco de Tailandia, finaliza en octubre y que el propio Gobierno, independientemente de su composición tras la destitución del Primer Ministro, tendrá probablemente una influencia significativa en la elección de su sucesor. Los candidatos actualmente respaldados, Kittiratt Na-Ranong y Supavud Saicheua, tienen fuertes vínculos con la actual administración. Evidentemente, no determinarán por sí solos la política del banco, pero influirán notablemente en su configuración.
La agitación política y la inestabilidad en la mayoría de las áreas críticas para el buen funcionamiento de la economía han provocado un deterioro significativo de la confianza de los inversores. Tailandia recaudó sólo 2.960 millones de dólares en IED en 2023, la cifra más baja entre los miembros de la ASEAN. Las exportaciones se han debilitado, registrando tasas de crecimiento negativas durante casi todo el año 2023. La situación ha mejorado algo recientemente y los inversores parecen estar aceptando los nuevos elevados niveles de riesgo.
El debilitamiento de los volúmenes comerciales y el deterioro de la balanza por cuenta corriente han repercutido en el crecimiento económico, que se ha mantenido moderado en cada uno de los cuatro últimos trimestres (por debajo del 2% interanual). La recuperación de la demanda interna, las ventas al por menor aumentaron un 9,4% en mayo, y la paulatina recuperación del sector turístico, que prácticamente ha recuperado su tamaño anterior a la pandemia, siguen siendo una fuente de optimismo. Esto podría elevar la inflación desde niveles cercanos a cero (la subyacente se situó en el 0,5% en junio).
La incertidumbre sobre la política fiscal y el final del mandato del gobernador del Banco de Tailandia suponen riesgos significativos para la moneda. Sin embargo, la apreciación del baht nos llena de cierto optimismo. Parece que los inversores empiezan a aceptar poco a poco el elevado nivel de riesgo, ya que tanto las cifras de IED como las de exportaciones mejoran gradualmente. La demanda interna también es algo prometedora, y las llegadas de turistas aumentan gradualmente. Creemos que la balanza de riesgos parece bastante equilibrada, aunque hemos revisado al alza nuestras previsiones para el USD/THB, debido a la agitación política interna, a los débiles resultados económicos de China y al retraso de los ciclos de relajación de los principales bancos centrales.