Una vez se despeje el calendario de congresos, que se prevé conocer esta semana tras la Ejecutiva de este lunes y el Comité Federal del sábado 7, las federaciones se ponen en marcha. El aparato para protegerse, los críticos y las distintas familias para buscar sus huecos.
«Comienza la fiesta», apuntaba un dirigente territorial tras conocer la decisión de Sánchez de adelantar un año el cónclave socialista. Este periodo que se abre ahora, con el congreso federal primero y luego en cascada los regionales, comarcales y locales, supone una renovación total de la estructura del PSOE. También de la Ejecutiva federal, donde los movimientos para estar junto a Sánchez en la dirección del partido también tienen su propia deriva entre los que ansían seguir, los que aspiran a entrar y los equilibrios territoriales.
Si los secretarios generales que se consideran seguros en sus territorios activan a sus soldados para proteger el «castillo», más aún lo hacen los que han visto cuestionado sus liderazgos. Se han puesto «en alerta». Al tiempo que también ven una oportunidad para asentar proyecto y alejarlo de las dudas que condicionan toda su labor. «Si hay que moverse, se baila».
En Andalucía, el constante debate sobre el liderazgo de Espadas lastra las aspiraciones de que la federación socialista más numerosa recupere el poder de la Junta de Andalucía y vuelva ser un bastión socialista. Espadas cuenta con una federación que todavía no cerró página de la salida del Gobierno andaluz y en la que perviven ecos de las diferencias de años entre Sánchez y Susana Díaz que llevaron al PSOE a uno de sus momentos más tensos. La vuelta de Chaves a la vida política del partido, tras la sentencia absolutoria del Tribunal Constitucional en el caso de los ERE, también ha activado cenáculos socialistas que ansían cobrarse los años apartados del partido.
El exalcalde sevillano fue aupado por Ferraz para hacerse con el PSOE-A pero que más de tres años después siga sin tener el control del partido preocupa en la dirección. Sumado a la sensación de que el popular Moreno tiene cada vez más consolidada la mayoría absoluta de la que disfruta en el Parlamento andaluz.
Las autonómicas andaluzas son las primeras urnas en el horizonte, aunque no se espera que se celebren hasta la primavera de 2026. Después tocarían las municipales y las autonómicas de mayo de 2027.
El objetivo es llegar a ese momento electoral con liderazgos asentados y con alternativas trabajadas, especialmente en los territorios donde Sánchez necesita el respaldo electoral si aspira a continuar en La Moncloa en caso de elecciones generales: Andalucía, Madrid y Cataluña. El PSC, partido hermano del PSOE encabezado por Illa, va en este caso por un camino propio.
Otra federación socialista que también pervive en el punto de mira es Madrid. El liderazgo de Lobato también está por momentos en entredicho. Y más en una región donde la presidenta de la Comunidad de Madrid centra su acción política en arremeter contra Sánchez. Díaz Ayuso construye su perfil político haciéndole oposición al presidente del Gobierno. Lobato, que siempre ha contado con un poso de rechazo en una ya de por sí convulsa federación, demanda tiempo y menos lío interno para desarrollar un proyecto teniendo en cuenta que es Ayuso, con dos mayorías absolutas, lo que tiene enfrente.
Tras las elecciones europeas del 9 de junio, Espadas y Lobato vieron directamente cuestionados sus liderazgos por Ferraz cuando se filtró que el presidente del Gobierno y líder de los socialistas en la Ejecutiva tras las urnas reconoció su «preocupación» por el «agujero» electoral tanto en la Comunidad de Madrid como en Andalucía. En la Comunidad de Madrid, el PP obtuvo una ventaja de doce puntos y medio y 350.000 votos más. Esto es, la mitad de los 700.000 sufragios con los que los populares aventajaron a los socialistas en los comicios del pasado 9 junio. Ambos secretarios generales territoriales animaron a Ferraz a una lectura en detalle de las elecciones porque Andalucía y Madrid seguían en tendencia alcista de recuperación de votos y apuntaban a otros territorios en los que el PSOE no levanta cabeza.
Los comicios del 9-J pusieron fin al ciclo de cuatro elecciones que comenzó con los comicios en Galicia donde el PSdeG obtuvo su peor resultado electoral. Pero en este caso, la debacle en las urnas de Besteiro, apuesta directa de Sánchez, le aupó al mando del partido en Galicia tras un proceso acelerado de cambio de liderazgo. Mientras el presidente del Gobierno lanzaba una reflexión al resto pidiendo a los territorios rearmarse y promover liderazgos “transversales”. De este ciclo electoral salió reforzado internamente pero también en las urnas el líder del PSE, Andueza, quién goza de cierta tranquilidad en la federación vasca tras una continua mejora de los resultados electorales.
Pero todavía queda resaca electoral de las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023 en las que el PSOE fue apeado de gobiernos autonómicos y locales.
De aquel 28-M, Extremadura y Comunidad Valenciana celebraron sus respectivos congresos para cambiar liderazgos y Gallardo y Morant se alzaron como secretarios generales, con sus mas y sus menos disputas internas solventadas en primarias o en pactos entre familias. En La Rioja, al año de perder el gobierno autonómico, Andreu anunció que dejaría el liderazgo del PSOE en este territorio pero en el periodo ordinario que ahora ha abierto Sánchez con su decisión.
Otro de los territorios en los que salió el PSOE del gobierno autonómico fue en Cantabria. Pero allí Zuloaga emprendió una labor de oposición – al tiempo de lealtad con el proyecto de Sánchez- que, según reconocen en Ferraz, no tendría por qué poner en peligro su liderazgo al frente del PSOE cántabro.
En la oposición, y ya por varias legislaturas, también está el secretario general de Castilla y León, Tudanca. En esta federación han vivido en los últimos tiempos ecos de las cuitas internas de Ferraz, como las derivadas por la salida de Lastra como vicesecretaria general ‘número dos’ del PSOE.
Al abrir este periodo congresual, en Ferraz también retan «a que hablen los críticos», a que se posicionen y verbalicen su proyecto. Precisamente, uno de los más contestones con las políticas de Sánchez es Lambán, de cuyo liderazgo al frente del PSOE de Aragón no es muy fan la dirección que encabeza Sánchez. Una vez que el 28-M perdió el Ejecutivo aragonés, se abrió la veda para apear a Lambán al frente del PSOE aragonés. Su situación personal y la búsqueda del momento para acometer el relevo -siempre la ministra Alegría figura en las quinielas – ha retrasado el momento de librar esa batalla que Lambán está dispuesto a dar. Ya han tomado nota en su equipo del paso dado por Sánchez y en Aragón ya vaticinan primarias a partir de enero.
En el mismo sector crítico que Lambán se sitúa a García-Page. Pero la situación del presidente de Castilla-La Mancha es distinta amparada en la mayoría absoluta con la que gobierna, por segunda vez consecutiva.
Tampoco están cuestionados los liderazgos de Chivite y Barbón en Navarra (PSN) y Asturias (FSA), regiones en las que ambos revalidaron estar frente del gobierno hace poco más de un año.
Queda por despejar qué pasará en los territorios insulares. Tanto Armengol como Torres dejaron de ser presidentes autonómicos tras el 28-M. A Armengol la recuperó Sánchez como presidenta del Congreso mientras que el canario es el actual ministro de Política Territorial y Memoria Democrática. Ambos se vieron salpicados por derivadas del caso Koldo. Pero han contado con un respaldo distinto, percibido en el seno del PSOE. En Canarias hace tiempo que hay «movimientos» contra Torres que ahora «empiezan a activarse» por cuanto son varias las causas judiciales (entre ellas el caso Berni y las derivadas con los altos cargos del Ejecutivo autonómico) que salpican al partido que encabeza el ministro. Con eco judicial también está Vélez, secretario general del PSOE de la Región de Murcia, para quién la Fiscalía pide procesar por prevaricación y malversación por casos en su etapa de alcalde de Calasparra.