Ese dato, que no suma los de las carreteras de Cataluña y País Vasco -gestionada por sus respectivos gobiernos autonómicos- figura en una respuesta parlamentaria del Gobierno a preguntas de un grupo de diputados del PP.
La respuesta, indica que la conducción distraída aparece en un 26% de los siniestros mortales y continúa siendo el factor más frecuente, aunque, según el Gobierno, su presencia “baja casi siete puntos” respecto del primer semestre de 2023. La velocidad excesiva estuvo presente en un 21% de los siniestros letales del primer semestre del año, un porcentaje similar al de ese mismo periodo de 2023.
Entre enero y junio se produjeron 215 millones de viajes largos por carretera -es decir, de más de 50 kilómetros-, lo que supone un 2,4% más respecto a los 210 millones del primer semestre del año pasado. En esos meses hubo 170 siniestros mortales en las carreteras estatales (un 5,6% más que en 2023), que ocasionaron 194 personas fallecidas (9,0% más), debido al incremento de los accidentes con víctimas mortales en autopistas y autovías (25,9% más), pues se redujeron en las vías convencionales (-15,0%).
El análisis del Ministerio del Interior refleja un “aumento equiparable” de las personas fallecidas durante los días laborables (entre el lunes y las 15.00 horas del viernes) y los fines de semana (desde las 15.00 del viernes hasta el domingo). El Gobierno indica que este “repunte” de la siniestralidad vial, “de forma similar a lo que está sucediendo en otros países del entorno”, podría deberse al “aumento de la exposición al riesgo” por el incremento del tráfico desde la pandemia de la covid-19 y a “posibles hábitos o conductas irrespetuosas con las normas de circulación adquiridos por algunos conductores durante y tras esa época”.