Un salvavidas de la fiscal a su, todavía, superior jerárquico directo a quien considera que debía haberse interrogado más adelante, cuando ya estuviesen resueltos los flecos relacionados con la nulidad de la entrada y registro de su despacho y la incautación de un móvil que, según el máximo responsable de la Institución , ha cambiado hasta «seis veces en los últimos cuatro años», desde que llegó al puesto.
A diferencia del resto de fiscales que han desfilado antes que él, como testigos en el proceso, García Ortiz ha sido el único al que se le ha permitido exponer su versión de los hechos desde el estrado de la Sala. Es decir, al mismo nivel que el juez y el resto de representantes jurídicos personados. Antes de dar comienzo a la vista, el abogado del Estado que ha asumido su defensa ha instado a que se le informase, conforme al artículo 118.1 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim), de los hechos que se le imputaban.
Y en este escenario, tras más de una hora y media de comparecencia, la sensación es que «ha evitado dar detalles concretos de lo ocurrido» ante el juez instructor del que, además, ha dicho que está «predeterminado». Es decir, que Hurtado tendría claro el sentido de su decisión final que estaría condicionando las pesquisas. Una aseveración gruesa, en boca de un titular del Ministerio Público, con la que se desliza la falta de imparcialidad de todo un magistrado de la Sala Penal del Supremo.
Sin embargo, no ha sido el único objeto de sus críticas. García Ortiz ha tenido para todos, incluida la fiscal superior de Madrid, Lastra, que hace una semana testificaba acerca de las «prisas» y la «insistencia» del fiscal general por hacerse con la cadena completa de correos que, en apariencia, incriminaban a la pareja de la presidenta madrileña, en un doble delito tributario.
En el caso del abogado que representa a González Amador en este proceso, el máximo responsable de la Fiscalía ha declinado responderle porque asegura que «omitió» en su querella datos importantes sobre la secuencia de lo ocurrido, como la difusión de uno de los mails protegidos por parte del jefe de gabinete de su pareja, Miguel Ángel Rodríguez