Tras la pandemia, en un contexto de elevada inflación mundial, Australia adoptó la llamada «senda estrecha», un enfoque alternativo para combatir las presiones sobre los precios y volver a situar la inflación en la franja del 2-3%, preservando al mismo tiempo los avances logrados en el mercado laboral durante la era del Covid. En otras palabras, el RBA ha mantenido una política monetaria significativamente menos restrictiva que otros bancos centrales, lo que a su vez se traduce en un ritmo de recortes más lento.
Hasta ahora, se trata de una estrategia de éxito: con una inflación que cayó hasta el 3,2% en el último trimestre de 2024, el objetivo del RBA del 2-3% está ahora al alcance. Al mismo tiempo, el Gobernador Bullock se declaró gratamente sorprendido por la solidez del mercado laboral: la tasa de desempleo se sitúa en el 4,1%, cerca de mínimos históricos, mientras que los datos publicados la semana pasada muestran que en enero la proporción de personas empleadas respecto a la población alcanzó un máximo histórico. Como reflejo de la evolución económica, la inflación se ha moderado, pero el mercado laboral australiano emplea ahora a más personas que nunca. ¿Podría ser la «senda estrecha» australiana un modelo a seguir por otros bancos centrales?