Esta decisión sugiere que la fase de recortes de tipos del BCE podría estar llegando a su fin, dada la desaceleración de la inflación y el cuadro macroeconómico de la zona euro. En declaraciones de Christine Lagarde la inflación tardará más en volver al objetivo del 2% y el BCE adoptará un enfoque más flexible, las decisiones futuras dependerán de la evolución de los datos económicos, con posibles nuevos recortes o pausas, según las circunstancias.
El cambio de tono en la declaración del BCE alimenta las especulaciones sobre una posible suspensión de los recortes ya el mes que viene. Este escenario se produciría en un momento en el que Europa se enfrenta a retos como los aranceles comerciales impuestos por EE.UU. y el aumento del gasto en rearme militar. El aumento del gasto fiscal podría estimular el crecimiento y reducir la necesidad de nuevos estímulos monetarios por parte de los bancos centrales.
Además, el BCE espera ahora alcanzar su objetivo de inflación a principios de 2026, un horizonte temporal más largo de lo previsto anteriormente. Por su parte, las previsiones de crecimiento se revisaron a la baja en 0,2 puntos porcentuales tanto para 2025 como para 2026 (hasta el 0,9% y el 1,1%, respectivamente, probablemente por debajo del potencial y ligeramente por debajo de lo previsto).
Mientras tanto, el euro sigue ganando terreno, alcanzando un máximo diario, y los rendimientos de la deuda pública registraron una caída inmediatamente después del anuncio del BCE. Durante la conferencia de prensa, el rendimiento de la deuda pública alemana a 10 años aumentó cinco puntos básicos, hasta el 2,84%. De hecho, los inversores redujeron sus expectativas de nuevas reducciones, apostando ahora por una relajación de sólo 44 puntos básicos de aquí a finales de año, con el tipo de referencia próximo al 2%, pero ya no por debajo de ese umbral como se esperaba anteriormente.