Y es que desde hace tiempo, y tras los apuros de la pandemia para encontrar los caminos de como atender las urgencias de conseguir medicamentos y material sanitario los de Moncloa lo tiene claro, ni necesitan presupuestos, ni parlamento. Ellos se lo guisan y ellos se lo comen.
Y mientras todo el lio de los gastos de defensa se ordena, mejor dicho se lo auto ordenan al rimo que mejor les venga, los chicos de las cuentas ya saben que solo unos pocos gastos pasaran por el Parlamento, mientras la inmensa mayoría recorrerán otros caminos y escaparan al control, ya que de lo contrario, es mas que probable que nunca aumentásemos los gastos tal y como exige nuestra permanencia en la UE y en la OTAN.
De esta manera, los instrumentos y caminos desarrollados durante la pandemia, les permitirán salvar sin grandes contratiempos los grandes obstáculos en materia de gasto a raíz en los que incurrirán. Un ejemplo reciente lo tenemos en los mil millones extra en ayuda militar para Ucrania, que Sánchez prometió hace escasas semanas.
Uno de los descubridores de estas rutas, el economista Riera lo tiene muy claro, «el Gobierno ha encontrado la fórmula para no necesitar a las Cámaras para gobernar, porque desde el Consejo de Ministros, en cada reunión, se pueden aprobar semana a semana nuevos gastos en donde se necesiten».
Según sus cálculos las operaciones financieras aprobadas de esta manera totalizan 30.500 millones de euros, el 61 % del total, incluyendo 9.785 millones de euros para la concesión de préstamos al sector público. En cuanto a las operaciones no financieras, destaca la modificación al alza de 16.933 millones de euros a los organismos autónomos. Por políticas de gasto, destaca por su volumen, además de la modificación al alza de 25.398 millones en el capítulo de deuda pública, el incremento del gasto en defensa hasta 2.250 millones, y el alza de la partida para investigación, desarrollo, innovación y digital en otros 2.490 millones.
De los peligros de esta forma de actuar ya avisaba ye la AIReF, pero a la autoridad financiera, Sánchez no quiere ni verla, ni oírla.
Así que la oposición no se intranquilice, todo lo de las reuniones y el cafelito fue una pantomima porque su presencia y su colaboración no son necesarias y además, como tratan mal al líder el Gobierno no les quiere y no los necesita,