Entre el 24 de marzo y el 28 de marzo, la tónica ha sido esta: las importaciones argelinas se han situado entre 177 GWh y algo más de 182 GWh cada día, en tanto, se ha exportado a Francia en los mismos días volúmenes entre 192 GWh y 199 GWh.
Desde comienzos de año, el ritmo exportador al país vecino ha sido más intenso, hasta 35 TWh, el equivalente a 35 buques metaneros, según datos de Enagás. Desde el pasado 8 de marzo, España ha registrado un saldo exportador importante.
Buena parte del gas enviado por las dos únicas conexiones gasísticas entre España y Francia (las de Larrau e Irún), procede de cuatro barcos metaneros contratados por comercializadoras francesas que se han visto obligados a regasificar su GNL en alguna de las seis plantas con que cuenta España. Habitualmente, la balanza depende del arbitraje de precios en la frontera. La primera conexión gasística no solo con Francia, sino con Europa, se remonta a 1993, cuando entró en funcionamiento la de Larrau-Calahorra, que supuso la primera conexión con la red europea de gasoductos. Una parte importante de este tubo discurre por los Pirineos navarros en cotas superiores a los 2.000 metros de altura.
El segundo enlace, que pasó bajo control de Enagás en 2013, tras la adquisición del 90% de Naturgas Energía Transporte, es la de Irún (Guipúzcoa). Ambas conexiones internacionales con Francia se gestionan comercialmente como una única conexión, llamada VIP Pirineos (Punto Virtual de Interconexión).
Tras el rechazo de Francia de construir un gasoducto submarino por el Mediterráneo (proyecto sustituido sobre el papel por un hidroducto), las conexiones se limitan (y limitarán) a estos dos puntos, que suman una capacidad de 7,4 bcm (mil millones de metros cúbicos) de gas: 5,3 bcm el de Larrau y 2,1 el de Irún.