Apenas cuatro meses después de ese acuerdo, el diario The Wall Street Journal informa de que Japón ha roto ese acuerdo y ha empezado a comprar pertóleo ruso por encima de ese límite de 60 dólares el barril. De hecho, Japón ya ha pedido romper ese tope al crudo ruso. Todo esto ocurre, además, en un momento en el que Rusia está redirigiendo sus exportaciones hacia Asia, en concreto hacia China e India, para contrarrestar las sanciones de la UE y otros países por la invasión a Ucrania y así ha mantenido estables sus exportaciones, según un reciente del Banco Central Europeo.
Las exportaciones de Rusia de crudo transportado por mar a la UE cayeron casi un 70% (1,4 millones de barriles diarios) entre febrero y noviembre de 2022, pero Rusia ha podido mantener el volumen de exportaciones gracias al mercado asiático.
Además, este escenario tan complejo y volátil coincide con otro momento delicado: varios países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) anunciaron este pasado domingo inesperados recortes «voluntarios» en su producción y retirar crudo del mercado. Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Kuwait, Irak y Omán retirarán a partir de mayo algo más de un millón de barriles diarios (mbd) del mercado, una reducción que se sumará al recorte de dos mbd vigente desde hace cinco meses. La intención es clara: provocar que el precio del petróleo suba. Los precios del petróleo han caído un 9% desde diciembre de 2022.