El hecho de que pocos después de que se conociese el ingreso en prisión de Cerdán la secretaria general del partido y vicepresidenta primera del partido es decir la factótum después de Sánchez dijese que todo es “un asunto de una persona que no tiene que ver nada con el PSOE» es reflejo de la gravedad de lo acontecido, de los problemas que el sanchismo atisba en el horizonte y que pueden dar con todos ellos fuera de los circuitos del poder que con uñas y dientes llevan defendiendo casi dos años.
Y es que el panorama que apunta el juez es de los que hace temblar. Según sus conclusiones, Cerdán habría sido «la persona encargada» de mantener la interlocución con las empresas que pagaban las supuestas comisiones irregulares o ‘mordidas’ –fundamentalmente Acciona, a través de Uniones Técnicas (UTE) con otras empresas locales más pequeñas–a cambio recibir contratos públicos ‘a dedo’, cuyo importe «indiciario» se cuantifica en la nada desdeñable cifra de 537.271.005 euros.
La cifra da escalofríos y lo que sorprende a su señoría es que con esos volúmenes las cantidades percibidas por los tres integrantes imputados de la trama, los tres de la banda del Peugeot de Pedro Sánchez, sea “un porcentaje insólitamente mínimo en esta clase de operaciones delictivas».
Por ello el juez añade que es probable que la cantidad repartida pudiese rondar los cinco millones de euros y el problema es que esa misma cifra sugiere que hay más comisionistas beneficiarios de las mordidas gestionadas por Cerdán y si esos posibles beneficiados no fuese personas sino entidades, puede que entre ellos apareciese el mismísimo partido y ahí si que estaría el problema y el posible fin del sanchismo. Al menos tal y como se le ha conocido hasta hoy
Claro, esta que, estamos hablando en términos indiciarios pero ese hecho no deja de ser el gran problema de la casta política que ha manejado los entresijos del poder en los últimos tiempos pero con enormes carencias de trasparencia y tratando de hacer desaparecer un sistema político implantado hace ya unos cuantos años y que hasta su llegada nos habían servido para vivir en paz y ‘prosperidad.
De momento lo cierto y verdad es que desde Moncloa y Ferraz tratan de poner paños calientes, mientras los lideres europeos huyen de don Pedro como de la peste