En el caso de las grandes economías emergentes, las proyecciones conservadoras sobre futuras tendencias demográficas y de productividad sugieren una convergencia gradual hacia las tasas de interés reales de las economías avanzadas. En este sentido, el FMI advierte de que el ajuste hacia los niveles anteriores a la pandemia dependerá de si se materializan escenarios alternativos que implicasen una deuda y un déficit público persistentemente más altos o una fragmentación financiera. De este modo, para el Fondo esto significa que es probable que vuelvan a aparecer los problemas asociados con el «límite inferior efectivo» de las tasas de interés y los «(tipos de interés) bajos por mucho tiempo».
«Las políticas no convencionales a través de la gestión activa de los balances del banco central y la orientación a futuro pueden convertirse en herramientas de estabilización estándar, incluso en los mercados emergentes», apunta el FMI.
Asimismo, advierte de que los debates sobre el nivel apropiado de la meta de inflación también pueden resurgir a medida que los países sopesan el coste social de una inflación más alta frente a las limitaciones de una estabilización ineficaz por el límite inferior efectivo. Por otro lado, las tasas de interés reales más bajas de forma permanente también aumentan el espacio fiscal y permiten que las autoridades fiscales asuman un papel más activo en la estabilización de la economía, siempre que se garantice la sostenibilidad fiscal.
En este caso, para la institución es crucial aclarar el alcance y las responsabilidades de las autoridades fiscales y monetarias para evitar daños a largo plazo a la credibilidad de los bancos centrales.
FMI: Su simulador garantiza la caída de tipos
En efecto, el Fondo cree que los bancos centrales comenzarán más pronto que tarde a flexibilizar su política monetaria, lo que llevará a los tipos de interés reales a los niveles que venían mostrando antes de la crisis del covid. Esto quiere decir que el tipo de interés natural, el coherente con el pleno empleo y la inflación bajo control, volverá a situarse en unos niveles relativamente bajos. Eso es lo que se desprende de la simulación realizada por la organización monetaria, que revela que el envejecimiento de la población (supone un incremento del ahorro) y la baja productividad (lastra la inversión) son factores que devolverán al tipo de interés natural o neutral a los niveles previos a la pandemia.
El mismo marco utilizado para comprender los impulsores del tipo de interés natural también se puede usar para predecir dónde puede acabar este tipo de interés en el futuro. «La proyección de referencia que se presenta se basa en supuestos conservadores para los principales impulsores:
(1) las tendencias demográficas,
(2) la deuda pública,
(3) mientras que todos los demás factores se asumen fijos en sus niveles de 2015-19.
Después, en los mercados emergentes,
(4) se supone que el crecimiento de la productividad convergerá con el promedio de las economías avanzadas a largo plazo, como se esperaría a medida que los países se acerquen a la frontera tecnológica.
«La simulación sugiere que es probable que los tipos de interés naturales se mantengan cerca de los niveles previos a la pandemia en las economías avanzadas. Debido a que la transición demográfica ya está en marcha, se espera que el impacto negativo residual de un mayor envejecimiento sea moderado. Al mismo tiempo, el aumento de la deuda pública actúa como contrapeso, empujando al alza el tipo natural (lo que no será suficiente para compensar su caída a los niveles previos a 2020)… mientras que en muchas economías de mercados emergentes, la transición demográfica debería acelerarse en las próximas décadas», sostiene el informe de la institución.
De este modo la institución considera probable que los aumentos recientes en los tipos de interés reales «sean temporales» y anticipa que, cuando la inflación deje de ser una amenaza, los bancos centrales de las economías avanzadas «flexibilicen la política monetaria» y lleven las tasas de interés reales a los niveles previos a la pandemia.
En el caso de las grandes economías emergentes, las proyecciones conservadoras sobre futuras tendencias demográficas y de productividad sugieren una convergencia gradual hacia las tasas de interés reales de las economías avanzadas.
En este sentido, el FMI advierte de que el ajuste hacia los niveles anteriores a la pandemia dependerá de si se materializan escenarios alternativos que implicasen una deuda y un déficit público persistentemente más altos o una fragmentación financiera. De este modo, para el Fondo esto significa que es probable que vuelvan a aparecer los problemas asociados con el «límite inferior efectivo» de las tasas de interés y los «(tipos de interés) bajos por mucho tiempo».
Nuevas herramientas de la banca central
«Las políticas no convencionales a través de la gestión activa de los balances del banco central y la orientación a futuro pueden convertirse en herramientas de estabilización estándar, incluso en los mercados emergentes», apunta el FMI. Asimismo, advierte de que los debates sobre el nivel apropiado de la meta de inflación también pueden resurgir a medida que los países sopesan el coste social de una inflación más alta frente a las limitaciones de una estabilización ineficaz por el límite inferior efectivo.
Por otro lado, las tasas de interés reales más bajas de forma permanente también aumentan el espacio fiscal y permiten que las autoridades fiscales asuman un papel más activo en la estabilización de la economía, siempre que se garantice la sostenibilidad fiscal.
En este caso, para la institución es crucial aclarar el alcance y las responsabilidades de las autoridades fiscales y monetarias para evitar daños a largo plazo a la credibilidad de los bancos centrales. Sobre esta cuestión, el FMI apuntaba la semana pasada que el diseño de la política fiscal por parte de los gobiernos puede ayudar a los bancos centrales en su lucha contra la inflación y, por tanto, limitar así la necesidad de subir los tipos de interés, al tiempo que se protege mejor a los colectivos más vulnerables.
El FMI pide apoyo a los gobiernos
«Cuando los bancos centrales actúan solos, sin el apoyo de la política fiscal, necesitan aumentar sustancialmente las tasas de interés para combatir la inflación», señalaba en un artículo el director del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI, Vitor Gaspar, apuntando que el ajuste fiscal «permite aumentar menos las tasas de interés para contener la inflación».
De este modo, la institución internacional sostiene que, si bien la política monetaria «está en el asiento del conductor en la batalla contra la inflación», la política fiscal puede ayudar con el diseño de un ajuste fiscal bien dirigido a respaldar al banco central en la búsqueda de la estabilidad de precios, mientras que se protege a los vulnerables de la crisis por el aumento del coste de vida.