“Para restaurar la confianza en la democracia española, el presidente del Gobierno debería asumir la responsabilidad y dimitir. No existe una razón de peso para que continúe en el cargo“, afirma el texto, que esgrime que los buenos datos de la economía no son excusa para ello. ”El crecimiento económico de España comenzó antes que su mandato y se debe más a las reformas de su predecesor conservador,Rajoy, que a las suyas”, afirma el artículo, aunque sin mencionar ninguna. “Ese crecimiento continuaría sin él“, prevé, y afea al líder socialista haber colocado a ”leales políticos» en instituciones que deberían ser independientes y no conseguir aprobar un Presupuesto General del Estado desde 2023.
En cambio, el mismo artículo, el semanario reconoce méritos en el mandato de Sánchez —de quien asegura que “ha logrado mantener el país funcionando razonablemente bien”—, como una “útil reforma laboral”, el refuerzo del Estado del bienestar, “dar la bienvenida a los inmigrantes” y “liderar en Europa el reconocimiento del Estado palestino”, que han convertido al jefe del Ejecutivo, a ojos de sus partidarios, en “el último bastión de la socialdemocracia frente a la extrema derecha”.
The Economist recuerda que Sánchez llegó al poder tras ganar una moción de censura contra Mariano Rajoy días después de que los tribunales condenaran a miembros del PP y al propio partido como beneficiario de un sistema de corrupción institucional. Y explica que eso no ocurra de nuevo ahora, con las tornas de PP y PSOE cambiadas, en el temor de otros partidos a que su apoyo a los populares conlleven un Gobierno apoyado por “los populistas xenófobos de extrema derecha” de Vox.
El semanario apuesta, para salir del atolladero, dos posibles vías. La primera, que Sánchez convoque un congreso del PSOE en el que ceda el liderazgo a “una figura veterana” del partido que, a diferencia de ahora, con los puentes rotos, intente “una relación constructiva con la oposición moderada”. La segunda vía, recoge el artículo, es el adelanto electoral, que Sánchez ha negado por activa y por pasiva, la última vez este mismo martes en su despedida del curso político.
La publicación semanal destaca que “son los aliados de Sánchez, y no su partido, quienes marcan la agenda” y que el presidente está “cada vez más expuesto a su chantaje político”. Para The Economist, la única legislación “de peso” aprobada en la actual legislatura es la amnistía a los condenados por el procés, una medida, a la que, especifica, Sánchez se oponía por inconstitucional hasta que se convirtió en exigencia de los independentistas para garantizarle su apoyo.
The Economist destaca en negativo que Sánchez “no se ha atrevido a buscar la aprobación parlamentaria” del aumento del gasto en defensa, y también critica la reforma del estatuto fiscal y la reducción de la jornada laboral semanal a 37,5 horas, una medida propuesta por Sumar que aún no cuenta con apoyos suficientes para salir adelante.“El presidente del Gobierno debería aprovechar sus vacaciones de verano para reflexionar sobre los intereses de su partido y de su país, y actuar en consecuencia“, concluye el artículo.