Sin embargo, más allá de esta volatilidad a corto plazo las perspectivas parecen positivas. Así lo ven en Berenberg, donde destacan que «el auge español compensa la corrección alemana».
Tras el crecimiento económico del 0,6% intertrimestral en el primer trimestre, la zona euro apenas se expandió un 0,1% en el segundo trimestre.
Desde la entidad creen que «debemos tomar estos datos con más de una pizca de sal», dado que el aumento de las exportaciones para superar los inminentes aranceles estadounidenses ha elevado el PIB de la eurozona a principios de este año, mientras que, en el segundo trimestre, estos efectos especiales comenzaron a disiparse y las exportaciones netas aparentemente restaron al crecimiento.
Así lo explica Schmieding, economista jefe de Berenberg, que señala que «el hecho de que el PIB de la eurozona lograra aumentar ligeramente en el segundo trimestre, no obstante, indica un impulso positivo subyacente. El resultado del segundo trimestre inclina al alza el riesgo para nuestra previsión de crecimiento general de la eurozona del 1% en 2025. Esto respalda nuestra previsión de que el Banco Central Europeo (BCE) no tiene motivos de peso para recortar aún más los tipos de interés», asegura.
¿En qué medida ha contribuido cada país al crecimiento de la región del euro? «Muchas gracias a España», responde. Como destaca, nuestro país «consolidó su liderazgo entre las principales economías de la eurozona con un aumento del PIB del 0,7%, impulsado por un aumento del 0,8% del consumo privado y un fuerte incremento del 1,6% de la inversión», aunque una ligera caída del consumo público y una modesta contribución negativa de las exportaciones netas «frenaron ligeramente el crecimiento general».
En contraposición se encuentra Alemania, donde tras una expansión intertrimestral del 0,3% (revisada a la baja desde el 0,4%) en el primer trimestre, la economía se contrajo un 0,1% en el segundo. «La caída de la inversión compensó con creces el aumento del consumo privado y público. A la espera de los detalles de las políticas del nuevo Gobierno y en medio de una escalada de las tensiones comerciales con EEUU, las empresas se abstuvieron de tomar decisiones de inversión», expone.
En cuanto a las perspectivas para la eurozona en general, estima que los datos del segundo trimestre aún podrían revisarse a la baja, pues «es probable que las exportaciones a EEUU disminuyan a corto plazo, ya que el impulso inicial para superar los inminentes aranceles estadounidenses da paso a una corrección».
Por ello, ve posible que el PIB del segundo y tercer trimestre podría, en conjunto, terminar con un resultado plano o incluso ligeramente negativo. «Pero más allá de esta volatilidad a corto plazo en los datos, las perspectivas parecen positivas. La relajación de las tensiones comerciales con EEUU animará a las empresas a invertir más, tanto a nivel nacional como internacional». Además, «el impacto retardado de los recortes de tipos del BCE y el considerable estímulo fiscal alemán deberían impulsar el crecimiento de forma notable a partir del cuarto trimestre de 2025», dice. De cara a 2026, prevé que la economía de la eurozona se expandirá un 1,3%.