De acuerdo con el citado informe, el margen medio —que alcanzó un máximo histórico del 12,9% en 2024, tras haber llegado al 12,8% un año antes— se reducirá hasta el 12,4% al cierre de 2025. La explicación es sencilla: cuando los precios dejan de subir, también lo hacen los beneficios extraordinarios que venían con ellos. Durante la inflación, muchas empresas lograron trasladar o incluso sobre repercutir el aumento de costes a los precios finales. Pero con la estabilización, ese margen de maniobra desaparece. Los ingresos se ajustan, mientras que los costes —como los salarios o los suministros— no siempre bajan en la misma proporción. Resultado: los márgenes se reducen.
Eso no significa que las empresas estén en apuros. Incluso con esta ligera caída, el indicador sigue por encima de los niveles habituales previos a la pandemia, cuando oscilaba entre el 10% y el 11%. Se trata más bien de un ajuste natural: la contabilidad empresarial se equilibra y los resultados dejan de inflarse al ritmo de la inflación.
El margen empresarial es el indicador que mide la relación entre el resultado bruto de explotación y las ventas totales de una empresa. Refleja las ganancias obtenidas tras deducir los costes de producción y salariales, pero antes de considerar impuestos, intereses y amortizaciones. Un aumento en esta ratio no implica necesariamente un crecimiento en los beneficios netos, pero sí suele anticipar una mayor facturación, ya sea por mejoras internas (como una gestión más eficiente) o por factores externos (como un entorno inflacionario o el traslado de costes al consumidor).
Históricamente, el margen medio ha mostrado una recuperación sostenida tras la caída provocada por la pandemia, que lo situó en el 10% en 2020. Desde entonces, ha crecido hasta tocar techo en 2024 y ahora empieza a moderarse, en línea con la desaceleración de los precios.
Ahora bien, el Observatorio de Márgenes Empresariales refleja que la moderación de los resultados va por barrios. El monitor de la Agencia Tributaria analiza los grandes sectores de la economía española, a excepción de la banca. Esto se debe a que buena parte de los datos y las proyecciones se llevan a cabo con la información de las retenciones por rendimientos del trabajo y de las declaraciones de IVA, un impuesto que no abonan las entidades financieras.
Con los datos disponibles hasta la fecha, por ejemplo, el margen de las empresas eléctricas y gasísticas se moderaría levemente en el cómputo de 2025, desde el 22% del año pasado hasta el 21,9%. Seguiría muy por encima de los niveles previos a la crisis energética (cuando se movía alrededor del 16% y 17%), pero por debajo del 24,6% que se llegó a anotar en 2022. La alimentación, por su parte, bajaría notablemente hasta el 9,7% desde el 11,2% registrado en 2024. Y el sector de los combustibles se moderaría desde el 31,8% del año pasado hasta el 29,4%. También la industria química y el comercio mayorista relajarían sus cifras.
Al otro lado, la fabricación de los vehículos a motor recuperaría una décima en 2025, hasta anotar un margen del 5,4%. La construcción subiría del 6,4% al 6,7% y el comercio minorista avanzaría desde el 5,6% hasta el 6,9%.