Se trata de la Ley de Montes de Socios, aprobada en el Senado con el voto en contra del PSOE y sus socios de Junts, y formulada para acabar con el riesgo que implica la falta de gestión forestal, la despoblación y la pérdida de la biodiversidad. El PP, con su proposición de ley, plantea desarrollar un nuevo régimen jurídico que regule los terrenos forestales de régimen privado pero que tienen carácter colectivo y que permanecen en copropiedad difusa desde las desamortizaciones del siglo XIX.
En España, se estima que hay cerca de 8.000 montes de este tipo. En su mayoría están ubicados en la provincia de Soria, que contabiliza casi 150.000 hectáreas en este régimen; a él, le sigue Cangas de Narcea, en Asturias, con una superficie de cerca de 60.000. Del total de la superficie nacional, casi 28 millones de hectáreas son terreno forestal -un 55,8% de toda la extensión del país-. De este montante, según datos aportados por el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, casi 2 millones de hectáreas están en estado de abandono.
La dejadez en la que se ve envuelta esta parte del territorio, sobre todo debido a la falta de legislación, hace que toda esta superficie se vea expuesta a problemas tales como la explotación furtiva o la infraexplotación de los recursos. Y un factor, éste último, que aumenta el peligro de incendios.
Desde el PP apuntan que su proposición de ley, trabajada en coordinación con la Asociación Forestal de Soria (ASFOSO), viene a ser «clave» en la lucha y la prevención contra los incendios que, en las últimas semanas, ya han calcinado más de 350.000 hectáreas en toda España. «Un monte sin propietario efectivo es un monte abandonado», señala el partido de Alberto Núñez Feijóo. Recuerdan que, cuanta menos atención reciban los campos y los bosques, se incrementa el riesgo de nuevas olas de incendios.
«Un monte cuidado», señalan desde el PP, es sinónimo de «menos combustible acumulado y menor propagación del fuego». A esto se añade que el impulso de actividades ganaderas como el pastoreo y el aprovechamiento de recursos como la madera y la biomasa llevarían al establecimiento de nuevos núcleos poblaciones. Y, con ello, a reducir también el riesgo de los fuegos. En otras palabras, si se recuperara el «uso social y económico», los montes podrían pasar de ser terrenos abandonados «a un recurso vivo para los pueblos». «Transformar montes hoy olvidados en activos estratégicos para el medio rural genera riqueza, empleo forestal, proyectos de bioeconomía, fijación de población y, sobre todo, seguridad frente a los incendios», apuntan desde el PP.