Tal es así que su esperada presencia, «personalmente» citada por el juez, obligaba a poner en marcha el protocolo diseñado por los servicios de seguridad de la Moncloa con el visto bueno del Decanato de los juzgados de Madrid y el soporte del Ministerio del Interior, que movilizaba a los efectivos correspondientes.
«Hasta unos minutos antes de la hora señalada», las 18.00 de este sábado, la planta donde se encontraba el magistrado de guardia, «estaba perfectamente acordonada y custodiada por los agentes» al igual que el perímetro de vallas entorno al acceso al parking del tribunal, lugar de acceso previsto para la esposa del presidente del Gobierno, vigilado por miembros de la Policía Nacional.
«Se han dispuesto todos los medios» requeridos «cuando quienes los solicitaron ya sabían que eran innecesarios porque no pensaban acudir», han lamentado fuentes próximas a la causa. «Es una auténtica vergüenza», han denunciado las mismas fuentes.