Según parece, los técnicos del administrador ferroviario ya han trasladado su oposición a modificar los pliegos en la línea de dotar de un protagonismo casi total al precio en las licitaciones. La empresa pública, dependiente de Transportes, quiere evitar instaurar un modelo que privilegie las bajas económicas sobre la calidad y revivir lo acaecido en al década pasada en la que los modificados y los abandonos de los proyectos, con sus consecuentes litigios, estuvieron a la orden del día
De acuerdo con fuentes oficiales de Adif, la implantación de un modelo de contratación sustentado en el precio «es algo que ya se ha hecho en otros momentos y no es una fórmula asegurada de éxito», máxime por la «complejidad» de los trabajos que atañen a la red ferroviaria y sus implicaciones para la seguridad. Sostienen que «los pliegos actuales son los adecuados porque permiten evaluar distintos aspectos y entendemos que son ajustados a la legalidad». Mientras no haya orden contraria, el gestor ferroviario seguirá utilizándolos para contratar.
Adif se alinea así con el sector de la construcción y los servicios de infraestructuras, que han trasladado su desacuerdo con la reforma de los pliegos que plantea el departamento que dirige Puente.
En la actualidad, los contratos de obras y servicios de carreteras del Ministerio de Transportes contemplan una ponderación de los criterios evaluables mediante fórmulas del 51% y de los que dependen de un juicio de valor del 49%. Por lo general, los criterios cualitativos suponen el 51% y los relacionados con el precio el 49%. Por tanto, el cambio que analiza Transportes dejaría el precio como factor definitivo para adjudicar los proyectos, en detrimento de cuestiones técnicas y de calidad. La modificación encajaría, en todo caso, en la Ley de Contratos del Sector Público. No en vano, Aena ya utiliza las subastas, a través de métodos electrónicos mayoritariamente, en una parte de sus contratos. Un sistema que el sector de la construcción y la ingeniería rechaza frontalmente.
Fuentes empresariales hacen hincapié en que el uso de la subasta por parte del gestor aeroportuario provoca que en no pocas ocasiones las licitaciones queden desiertas. Recuerdan, asimismo, que años atrás, cuando el precio tenía un peso mayor que el actual en los pliegos -aunque no total-, abundaban las adjudicaciones con bajas del 30%, 40% o incluso 50% por parte de Adif.
Esto ocasionaba que, en muchos casos, los proyectos terminaran siendo inviables, multiplicándose los abandonos y litigios. Desde la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), alertan de que con la subasta, «lo que parecería un ahorro inicial, podría convertirse en un gasto mayor y en un servicio más deficiente».