Igualmente significativo resulta el hecho de que el citado promedio de 30 puntos porcentuales, relativo a la población foránea, ha experimentado un incremento de más de seis puntos con respecto a su nivel preCovid, registrado en 2019. Así ocurre con independencia de la completa desaparición de la emergencia sanitaria, y a los registros históricos de crecimiento del PIB y de creación de empleo que España muestra desde 2022.
Pese a los pronósticos que vaticinaban que este tipo de rentas autonómicas perdería importancia, una vez aprobado el IMV que abona la Seguridad Social, lo cierto es que todavía cuenta con gran alcance. De acuerdo con los datos más recientes del Ministerio de Derechos Sociales, cerrados a inicios de 2024, casi 572.000 personas se beneficiaban de ellas, ya que no se debe contabilizar solo a los titulares de la ayuda, sino también a los llamados «miembros dependientes» de su núcleo familiar. Esa cifra supone un incremento del 35,4% con respecto a las personas que recibían esta prestación en un año de franca recesión económica como 2009.
Es cierto que Gobiernos autonómicos como el madrileño intentan poner coto a su alcance, para potenciar el recurso al Ingreso Mínimo estatal. No obstante, este tipo de subsidios todavía movilizan 1.650 millones de euros al año, según los datos que los propias Administraciones regionales remiten al Gobierno central.
La importancia que estas ayudas tienen para la población inmigrante destaca también desde otro punto de vista estadístico: la proporción de beneficiarios no españoles sobre el total de personas extranjeras que viven en un determinado territorio. Considerando esta óptica, el País Vasco muestra una situación especialmente llamativa. En Euskadi, más del 11% de la población inmigrante total cobra la renta mínima de inserción vasca, un total de 22.347 personas. Los nacionales que se benefician de ella suman una mayor cantidad en términos absolutos, 43.192, pero solo representan el 2,14% de la población nacional de ese territorio.
Una desproporción semejante se manifiesta en Navarra, cuya renta mínima es percibida por el 9,43% de la población inmigrante que vive en suelo navarro, frente al 1,48% del colectivo con nacionalidad española.
En parte, el atractivo que todavía conservan las rentas mínimas autonómicas radica en un acceso relativamente sencillo a su cobro, dado que el requisito fundamental radica en poder demostrar un mínimo periodo de residencia en el territorio del que se trate y acreditar la carencia de recursos para cubrir las necesidades económicas más básicas. Existe también la posibilidad de compatibilizarlas con el IMV estatal. Este último ya ha movilizado 4.154,26 millones de euros hasta el mes de agosto, un 72% de lo presupuestado para el año y un 13,23% más que lo desembolsado en el mismo periodo de 2024. En total, el IMV llega a 764.905 beneficiarios. Una cifra que en el último año ha crecido en 377.853 personas más (un 19,3%, un dato que resaltó el Ministerio de Seguridad Social en la última nota de prensa al respecto). Del total de personas activas, 134.242 eran extranjeros. Es decir, un 17,55% del total de beneficiarios. En comparación con enero de 2024 (el primer año en el que se establece la diferencia por nacionalidad en la base de datos), el número de perceptores ha crecido un 42% tanto en el caso de nacidos en España como en el de extranjeros.
Desde que la base de datos del Ministerio de Seguridad Social hace una distinción por nacionalidad en perceptores del Ingreso Mínimo Vital, el número total de personas ha crecido un 42%. El crecimiento (en términos de variación porcentual) ha sido idéntico para nacidos en España y extranjeros. Es decir, en ambos casos ha crecido un 42% en el último año y medio.
Algo similar pasa en los crecimientos interanuales. En el mes de agosto, el número de perceptores foráneos había crecido un 18,34% en comparación con el mismo mes de 2024; al mismo tiempo, los perceptores españoles se habían disparado un 17,66%. Este comportamiento de las cifras se replica para todos los meses. Como consecuencia, al crecer al mismo ritmo, la proporción de perceptores extranjeros ha permanecido prácticamente constante para todos los meses, manteniéndose entre el 17,4% y el 17,6%. En términos brutos, el número de perceptores con nacionalidad extranjera ha aumentado en 39.472 personas.