«Con una inflación actualmente en torno al 2% y que se espera que se mantenga en torno a ese nivel durante el horizonte de proyección, podemos decir que el proceso desinflacionario ha terminado», ha afirmado la francesa durante su discurso ante la audiencia de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo, en Estrasburgo. Por ello, en base a las palabras de Lagarde, en su última reunión, el Consejo de Gobierno decidió mantener sin cambios las tasas en el 2%. No obstante, ha dejado claro que «no nos estamos comprometiendo previamente con una trayectoria de tipos en particular».
«Estamos decididos a garantizar que la inflación se estabilice en nuestro objetivo del 2% a medio plazo. Continuaremos determinando la orientación adecuada de la política monetaria siguiendo un enfoque dependiente de los datos y reunión por reunión. En particular, basaremos nuestras decisiones sobre los tipos de interés en nuestra evaluación de las perspectivas de inflación y los riesgos que las rodean, a la luz de los datos económicos y financieros entrantes, así como de la dinámica de la inflación subyacente y la solidez de la transmisión de la política monetaria», ha dicho la titular del BCE.
Desde el punto de vista económico, Lagarde ha subrayado que se espera que el lento desempeño de las exportaciones, impulsado por aranceles más altos, un euro más fuerte y una mayor competencia global, frene el crecimiento durante el resto del año.
«Sin embargo, el efecto que estos vientos en contra tienen sobre el crecimiento debería desvanecerse el próximo año. Al mismo tiempo, los indicadores de las encuestas sugieren que los servicios siguen creciendo, lo que indica un impulso subyacente positivo en la economía», ha añadido. Además, ha expresado que, a pesar de la disminución de la demanda de trabajo, «el mercado laboral sigue siendo una fuente de fortaleza y se espera que respalde el gasto de los consumidores». Como resultado, los expertos del BCE anticipan que la economía crecerá un 1,2% en 2025, un 1,0% en 2026 y un 1,3% en 2027. «Los riesgos para el crecimiento económico se han equilibrado a medida que ha disminuido la probabilidad de que se materialicen importantes riesgos a la baja relacionados con los aranceles, debido al nuevo acuerdo comercial. Al mismo tiempo, persisten los riesgos de que las nuevas tensiones comerciales puedan frenar aún más las exportaciones, la inversión y el consumo».
Por el contrario, ha señalado que un gasto en defensa e infraestructura más alto de lo esperado y reformas que mejoren la productividad se sumarían al crecimiento. «Las tensiones geopolíticas siguen siendo una fuente importante de incertidumbre». En cuanto a la inflación, las proyecciones de los expertos del BCE sitúan el IPC general en el 2,1% en 2025, el 1,7% en 2026 y el 1,9% en 2027; mientras que para la variable subyacente, excluyendo la energía y los alimentos, prevén una bajada del 2,4% en 2025 al 1,9% en 2026 y al 1,8% en 2027, debido a la fortaleza del euro y a la disminución de las presiones sobre los costes laborales.
«En particular, las perspectivas de inflación de la zona euro siguen siendo más inciertas de lo habitual, y un entorno de política comercial mundial aún volátil es responsable de los riesgos tanto al alza como a la baja. Al mismo tiempo, a medida que ha llegado nueva información, la gama de riesgos en ambos lados se ha reducido», ha comentado Lagarde. Durante su comparecencia, la francesa también ha abordado el papel internacional del euro, del que ha remarcado que «se ha establecido firmemente como la segunda moneda más utilizada en todo el mundo» y en un entorno en transición «existe una oportunidad única de crear condiciones para fortalecer el papel del euro en el escenario mundial».
«El euro puede ser más que la moneda de un continente y un símbolo de unidad: puede convertirse en un ancla global de confianza. Pero la visión por sí sola no es suficiente. Europa necesita reformas audaces para convertir esta visión en realidad. Ahora ya no es el momento de solo discutir reformas; ahora es el momento de ponerlos en práctica», ha concluido Lagarde.