Aunque los informes resultantes están incompletos y se han visto obstaculizados, revelan casi 100 cuentas vinculadas a los nazis y nueva información que plantea dudas sobre el potencial apoyo del banco a fascistas que huyeron de la justicia después de la Segunda Guerra Mundial a través de las llamadas “rutas de las ratas” (rutas de escape para nazis que escapaban de Europa), según se lee en el comunicado oficial. La investigación bipartidsta del Senado sigue un informe de marzo de 2020 del Centro Simon Wiesenthal (SWC), que vinculó las cuentas de Credit Suisse con una lista de 12.000 nombres de nazis emigrados a Argentina. En ese momento, el banco dijo que una comisión independiente de expertos ya había investigado a fondo el caso sin encontrar pruebas de estas acusaciones, no obstante, dijo que volvería a abrir el caso.
Credit Suisse nombró a los consultores corporativos AlixPartners para evaluar las pruebas del centro de Wiesenthal y un ombudsman independiente, Neil Barofsky, para supervisar la investigación. Este fue destituido en noviembre del año pasado bajo el argumento de que su informe contenía “numerosos errores de hecho, declaraciones engañosas y gratuitas y acusaciones sin fundamento que se basan en una comprensión incompleta de los hechos”. No obstante, los senadores estadounidenses han rechazado esta conclusión y han publicado el informe de Barofsky que cuestiona la calidad de la investigación llevada a cabo por AlixPartners.
Credit Suisse, por su parte, asegura que la investigación llevada a cabo por esta consultora ha determinado que “estas cuentas no son relevantes para el contexto de las cuestiones planteadas por el SWC”. En resumen, los hallazgos de AlixPartners no identificaron evidencia para respaldar las afirmaciones de que “muchos” de los miembros de la Unión Alemana de Gremios (la organización argentina afiliada al partido nazi) o algún nazi argentino estuviera en la lista con cuentas, ni descubrieron evidencia que sugiera que alguna de las cuentas identificadas durante el período contuviera activos de las víctimas del Holocausto.
Las acusaciones se suman a los desafíos que enfrenta Credit Suisse en el proceso de fusión con su rival más grande, UBS, y se produce casi un cuarto de siglo después de que ambas entidades suizas llegaran a un acuerdo de 1.250 millones de dólares (1.140 millones de euros) en recompensa a los judíos víctimas del Holocausto por las denominadas cuentas dormidas, aquellas que pertenecían a los exterminados por los nazis y que no registraron movimientos desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Los activos depositados en ellas nunca fueron reembolsados a sus propietarios o sus herederos, por lo que los descendientes de las víctimas reclamaban el pago de compensaciones que deberían tener en cuenta su valor .