El espectáculo de ayer y de hoy no tiene parangón, Ayer parecía que los grupos se tomaban en serio su papel y cada uno jugaba su papel, incluso podría haberse pensado que efectivamente el presidente estaba liquidado, que sus días estaban contados y que lo del gobierno de múltiples coaliciones había llegado a su fin por los trapicheos y engaños del rey de los tahúres.
Pues no, donde deje digo, hoy se dice diego y todo vuelva a estar como antes. Es decir, llegaremos al final de la Legislatura con Sánchez sentado en La Moncloa haciendo de las suyas,
Y es que, el problema se llama Puigdemont que puede decir y amenazar con echar a Sánchez de la Moncloa y anunciar el fin del gobierno y todo lo que quiera, pero en el momento que le enseñan la patita de la amnistía y su posible retorno a casa, se deshace cual azucarillo y sus muchachos y muchachas se pliegan a los deseos del gobierno sin mas problemas que los justitos, es decir lo que se tarda en sentarse en el escaño y decir “ a sus órdenes, ustedes mandan y aquí estamos los catalanes de pro para hacer lo que nos digan”.
Y es que lo de ser prófugo esta muy bien una temporadita, pero enseguida uno se cansa y empieza a añorar las cosas del terruño y cosas parecidas y uno se vende al mejor postor a la primera de cambio que en este caso no es otro que don pedro que una vez más encuentra el salvavidas cuando peor lo tiene.
Ese y no otro va a ser el plan de los próximos dos años, justo hasta el momento en el que unas nuevas elecciones rompan esta situación porque ni la corrupción, ni los juicios , ni nada de nada es capaz de echar a Sánchez de La Moncloa y el que quiera hacerlo tendrá que ganarle en las urnas con el suficiente margen como para gobernar.
