El banquero ve tres vulnerabilidades claras y un factor adicional que podría cambiar la crisis por completo, desde una crisis localizada y controlable, a otra sistémica y desbocada.
De Guindos ha explicado en un discurso que, aunque la incertidumbre ha disminuido parcialmente en la segunda mitad del año, «sigue siendo una característica definitoria de nuestra época. Aunque se ha evitado el riesgo de una guerra comercial a gran escala, las repercusiones negativas más allá del ámbito comercial han vuelto a poner de relieve los riesgos para la estabilidad financiera».
El español ha destacado que las condiciones financieras a nivel global, aunque sobre todo impulsadas principalmente por la evolución de los mercados estadounidenses (donde la deuda pública no para de aumentar y las valoraciones de los activos están alcanzando cotas muy elevadas), podrían plantear desafíos para la estabilidad financiera de la zona euro. «Además, la posibilidad de que las crisis políticas alteren el orden internacional plantea riesgos significativos de fragmentación geoeconómica y regulatoria en todo el mundo, mientras que las tensiones geopolíticas persistentes aumentan la probabilidad de que se produzcan eventos adversos extremos más frecuentes y de mayor impacto».
Con todo, para el vicepresidente del BCE la gran preocupación o amenaza está en los elevados precios de algunos activos financieros. Las fuertes subidas de las bolsas suelen apoyar el crecimiento económico a través de lo que se conoce como efecto riqueza. Los agentes (familias y empresas se ‘sienten’ más ricos con las revalorizaciones de los activos que poseen y esta confianza extra les lleva a consumir e invertir más, apoyando el crecimiento de la economía y retroalimentando la subida de precios en los activos. Cuando este bucle estalla, el impacto sobre la estabilidad financiera y la economía suele ser duro, como se pudo ver en la crisis financiera 2007-2008.
De este modo, De Guindos no duda en señalar que «la primera vulnerabilidad se relaciona con los mercados financieros, que siguen siendo vulnerables a ajustes bruscos y correlacionados en los precios de los activos. El renovado optimismo tras la recuperación de los mercados bursátiles mundiales desde sus mínimos de abril ha impulsado aún más las elevadas valoraciones», advierte Guindos en su discurso. «Al mismo tiempo, la concentración de mercado y la interconexión entre un puñado de grandes empresas tecnológicas estadounidenses se han incrementado, dejando a los mercados expuestos a riesgos derivados de posibles perturbaciones en sus modelos de negocio relacionados con la IA», asegura el vicepresidente del BCE.
Lo cierto es que la IA está alternando la vitola de gran esperanza con la de gran riesgo. El ‘proceso’ no es difícil de entender. Si los inversores inflan demasiado el valor de empresas de IA (incluyendo las recién creadas sin ingresos reales), se crea una discrepancia enorme entre el valor real y el percibido. Cuando la realidad no alcanza las expectativas, llega el ‘pinchazo’, con la rápida de las cotizaciones y las pérdidas para fondos, bancos y pequeños inversores (lo que ya ocurrió con la burbuja puntocom). En ese momento, la alta exposición del sistema financiero implosiona. Los actores financieros han comprado estas acciones, financiado startups y prestado a empresas altamente especulativas ven cómo. Al colapsar todo, las pérdidas se extienden a todo el sistema financiero, disminuye la disponibilidad de crédito y aumenta la aversión al riesgo. Esto genera una contracción económica global.
«Además, la aparente desconexión entre la incertidumbre de la política económica imperante y la estabilidad de los precios de mercado deja la puerta abierta a cambios abruptos en el sentimiento del mercado. Si se produjeran caídas repentinas del mercado, los balances de los intermediarios financieros no bancarios de la zona euro (la banca en la sombra) podrían verse presionados. Las persistentes vulnerabilidades de liquidez en algunos fondos y los casos de alto apalancamiento en los fondos de cobertura aumentan el riesgo de ventas forzosas, lo que podría agravar la tensión en el mercado», asegura De Guindos.
La segunda vulnerabilidad que señala el vicepresidente del BCE es la elevada deuda pública de los países del euro y EEUU. Ya no es solo cosa de España o Italia. Cada vez son más los países que se suman al endeudamiento en un intento de sus gobiernos por reactivar el crecimiento económico y ganar las siguientes elecciones. Ya hasta la ‘austera’ Alemania se prepara para registrar grandes déficits fiscales que superan incluso a los de España.
De Guindos admite que «en la zona euro, algunos países aún están lastrados por los elevados niveles de deuda, y se prevé que los altos déficits presupuestarios persistan en los próximos años. Además, los presupuestos deben hacer frente a múltiples desafíos a medio y largo plazo, entre los que destaca la necesidad de aumentar sustancialmente el gasto en defensa, tan necesario, a la luz del nuevo objetivo de la OTAN. Por consiguiente, el incumplimiento del presupuesto y del nuevo marco fiscal de la UE podría poner a prueba la confianza de los inversores, especialmente en países con una mayor inestabilidad política. A nivel mundial, las fragilidades fiscales en las principales economías avanzadas, como EEUU, podrían agravar la preocupación por la sostenibilidad de la deuda soberana, generar tensiones en los mercados mundiales de bonos de referencia y propiciar una reevaluación más amplia del riesgo soberano, tanto a nivel mundial como en la zona euro», asegura Guindos.
Por último, De Guindos señala a la banca, pero sobre todo a la referida ‘banca en la sombra’, entidades financieras que operan lejos de los ojos de los reguladores (opacidad) y que no cumplen con las normas de Basilea (con grandes apalancamientos). Este sector está creciendo a un ritmo muy elevado y al igual que ocurre ya con las criptomonedas, su tamaño empieza a ser demasiado importante como para ser ignorado. Además, este sector es el que tiene la capacidad de convertir una pequeña crisis en una crisis sistémica total. «Dentro del sector financiero no bancario, permítanme centrarme en los mercados privados, que se expanden rápidamente y constituyen una fuente de financiación alternativa cada vez más importante para las empresas, posiblemente la única para algunas, a la vez que ofrecen ventajas de diversificación para los inversores. En la zona euro, los mercados privados han experimentado un fuerte crecimiento y actualmente suman más de 700.000 millones de euros en activos. Siguen siendo pequeños en comparación con el sector bancario de la zona euro, que cuenta con alrededor de 30 billones de euros en activos», asegura Guindos. Sin embargo, este sector, pese a ser ‘pequeño’ oculta algunos peligros que esta vez el BCE no ha dudado en señalar.
«Dado el tamaño aún modesto de los mercados privados en la zona euro, los riesgos generales que presentan hasta ahora parecen estar controlados. Sin embargo, permítanme recordar una lección crucial de la crisis financiera mundial. El crecimiento sostenido, junto con los tres elementos mencionados (apalancamiento, opacidad y complejas interconexiones con otras partes del sistema financiero), puede ser el factor clave que transforma una crisis localizada en una crisis sistémica».
Con todo, De Guindos admite que aunque los bancos de la zona euro han demostrado resiliencia ante las recientes crisis, podrían enfrentarse a un deterioro de la calidad crediticia y a un aumento de las necesidades de provisiones a medida que los efectos de los aranceles se extiendan por la economía real. «Aunque la resiliencia de los bancos de la zona euro se sustenta en una sólida rentabilidad y amplias reservas de capital y liquidez, la creciente interconexión entre bancos y entidades no bancarias podría poner de manifiesto las vulnerabilidades de la financiación bancaria en condiciones de mercado adversas».

