Esta breve publicación no es fácil clasificarla en ninguno de los grupos literarios habituales, es prosa poética, ensayo, apuntes breves, reflexiones a vuela pluma, es todo eso, pero es algo más.
El título es muy significativo y proviene de una palabra japonesa, para designar a un biombo, pero, simbólicamente es también como un testigo del quehacer y el paisaje diario y a la vez receptor de los pensamientos de los que están junto a él, por eso Byobu es un protagonista, aunque quede indeterminado, muy elocuente de todos los hechos y las observaciones interiores de la autora.
Y por esas páginas, por estos treinta pensamientos que las componen, va a ir discurriendo lo banal, lo que no tiene trascendencia, pero que ahí está y que hace posible lo grande: es lo pequeño ignorado, pero imprescindible.
Evidentemente, no es una lectura con un ritmo que arrastra, es un susurro al que hay que prestar atención y de esa manera penetra profundamente en nosotros, nos hace descansar y nos abre horizontes. Es un discurrir a través de la belleza del lenguaje, del pensamiento y de lo pequeño. Una reivindicación del silencio, de lo esencial, del pensamiento creativo frente a la superficialidad, la rutina, el miedo a pensar y trascender nuestro yo, y el desinterés.
El abc de Byobu
Ida Vitale
Lumen (2025)
