La ligera corrección del cobre en el primer trimestre pone de relieve la fortaleza subyacente.
Las principales materias primas, desde el crudo hasta el cobre y el mineral de hierro, comenzaron 2023 con fuertes ganancias impulsadas por las perspectivas generalizadas de la recuperación de China. El mercado pensaba que el mayor consumidor mundial de materias primas compensaría con creces los oscuros nubarrones económicos que amenazaban en Europa, que siguen asomando por la crisis energética del año pasado, y en Estados Unidos, donde la Reserva Federal en su intento de combatir la inflación siguió subiendo los tipos a un ritmo nunca visto antes en décadas.
Sin embargo, la insuficiente fuerza de la reapertura china no ha permitido compensar el impacto negativo de la subida de tipos, especialmente tras el mensaje de «cueste lo que cueste» del presidente de la Fed para enfriar la inflación, sin importar el impacto económico, subiendo tipos durante mucho más tiempo de lo previsto anteriormente.
A pesar de las prometedoras señales de recuperación en China, las materias primas dependientes del crecimiento cotizaron a la baja durante el resto del trimestre, antes de desplomarse aún más, tras la aparición de la crisis bancaria. Con todo ello y con el desplome del petróleo tras meses de oscilación, el daño infligido a China y a los metales industriales asociados a la transición verde ha sido limitado, y los metales preciosos repuntaron con las caídas de los rendimientos de los bonos y el tono más suave de la Reserva Federal.
De cara al segundo trimestre, la mayoría de los sectores de materias primas registran descensos interanuales, impulsados por las preocupaciones ante la fragilidad del crecimiento económico y, en parte, por el fuerte repunte registrado el año pasado por estas fechas tras la invasión de Ucrania por Rusia. Los sectores dependientes del crecimiento y la demanda son los más afectados, como el sector de la energía y los metales industriales, que registran actualmente una caída anual de alrededor el 25%; el sector agrícola que ha bajado un 6%, debido sobre todo a las fuertes caídas del trigo y del algodón, mientras que los metales preciosos, tras las turbulencias de marzo, encontraron apoyo para cotizar planos en el año.
Las tensiones del mercado que contribuyeron a impulsar la fuerte rentabilidad se han relajado pero no en la medida que cabría esperar, dadas las actuales preocupaciones por el crecimiento economico.
La conclusión que podemos sacar es que el potencial alcista a largo plazo de las materias primas no ha muerto de manera súbita y seguirá beneficiándose del endurecimiento de las condiciones de oferta de varias materias primas clave causado por la falta de inversiones (que no mejorará con la crisis bancaria), la recuperación de China, la transición energética, el repunte de las infraestructuras, así como los riesgos meteorológicos.
Sin una solución clara a la guerra de Ucrania a la vista, el «Juego de la Fragmentación», también influye el mercado de materias primas. Y, particularmente en el sector energético, sacudido por las sanciones contra Rusia que han creado un mercado de dos o incluso tres niveles, provocando un cambio importante en las rutas mundiales de suministro.
Los metales preciosos buscan máximos en los tipos para apoyar el próximo movimiento al alza.
El oro y la plata siguen al alza y vemos cada vez más indicios de que el metal amarillo podría alcanzar un nuevo récord por encima de los 2100 $. De lograrlo, podríamos ver a la plata, un metal semi-industrial, volver a los 26 $ por onza, por debajo de nuestra anterior previsión de 30 $, dadas las actuales preocupaciones ante la fragilidad del crecimiento económico.
La combinación de la continua y fuerte demanda de los bancos centrales, que ayudó a sostener los precios en 2022, y la renovada demanda de inversión a través de los ETF tras meses de ventas netas, probablemente sea el principal motor que sostenga unos precios al alza duraderos. Los fondos de cobertura, con su posicionamiento direccional, seguirán añadiendo una capa adicional de fortaleza durante los repuntes, pero también de debilidad durante los periodos de corrección.
El cobre sigue soportado por la transición verde.
En general, prevemos que el cobre cotice entre 3,75 y 4,50 dólares durante los próximos meses, antes de romper al alza y alcanzar un nuevo récord en algún momento del segundo semestre.
Se trata de una opinión que comparten algunas de las principales empresas mineras, impulsada por la limitación de los suministros y las perspectivas de aumento de la demanda de electrificación como parte de la transición verde. Durante el mes de marzo, cuando el crudo llegó a caer más de un 12%, la pérdida del cobre ha sido inferior al 4% y, en nuestra opinión, pone de relieve que el metal, debido a la creciente demanda de vehículos eléctricos, a la generación de energía renovable, al almacenamiento y transmisión de energía, ya está compensando la desaceleración inmobiliaria en China y la ralentización económica en Occidente.
Si, como creemos, este repunte de la demanda verde no ha hecho más que empezar, el mercado del cobre será el motor que finalmente empuje los precios hasta nuevos máximos históricos.
Petróleo, atrapado entre corrientes cruzadas.
En línea con nuestras previsiones, el crudo Brent pasó la mayor parte del primer trimestre cotizando en los 80, antes de que la crisis bancaria y los temores de recesión hicieran caer el precio hasta los 70 $. Como señaló la AIE en su último Informe, el mercado del petróleo se encuentra actualmente atrapado entre corrientes cruzadas, con la oferta superando a una demanda todavía escasa, lo que ha llevado a los inventarios a un máximo de 18 meses.
Dado que Rusia está desviando su crudo y productos petrolíferos de Europa y sus aliados del G7 hacia compradores asiáticos, especialmente India y China, pero también Turquía, África y Oriente Medio, el impacto global de apoyo a los precios en los equilibrios mundiales aún no se ha manifestado.
Observamos que la tendencia a la baja del Brent, favorable para los precios, se mantuvo durante las ventas de marzo, mientras que los márgenes de las refinerías se han ampliado, lo que pone de relieve unas condiciones de mercado que, de mantenerse, seguirán proporcionando un apoyo subyacente. Sin embargo, en general, no cabe duda de que el segundo trimestre será difícil, ya que la atención prestada a la estabilidad de los mercados financieros contrarrestará la fortaleza subyacente de la demanda de China y, potencialmente, la debilidad del dólar respaldará las perspectivas de crecimiento de las economías de mercado emergentes.