Los consorcios precalificados se organizan en categorías según su capacidad técnica y sus experiencias propias en proyectos similares a nivel mundial. En la categoría A, que incluye a los consorcios con capacidad de producir más de un millón de metros cúbicos (m3) de agua al día se encuentran Sacyr Agua, que se presentó en solitario; Acciona Agua, que lo hace en consorcio junto a la constructora egipcia Orascom, la energética noruega Scatec, la corporación japonesa Toyota Tsusho Corp, y la hídrica dubaití Metito Utilities; y a ellas se suma el consorcio en el que participa la andaluza Abengoa junto a Cuasar y la constructora Concrete Plus.
En la categoría B, donde se enmarcan los consorcios capaces de generar hasta 600.000 m3 de agua al día, se sitúa el conformado por las españolas Aqualia (participada por FCC y el fondo australiano IFM Investors) e Ignis (comercializadora de energía) junto a la energética africana Globaleq y la constructora local Samcrete.
Con su programa de desalinización de aguas, Egipto aspira a lograr producir 8,85 millones de m3 diarios en el año 2050, mientras que en su primera fase plantea alanzar 3,35 millones de m3 diarios de agua dulce en 2025. La convocatoria abierta por el gobierno egipcio pretende atraer inversiones extranjeras que, coordinadas con empresas locales, construyen y operen estas nuevas plantas, que deberán estar alimentadas por fuentes de energía renovable. El plan de las instituciones egipcias ha conseguido poner en común a distintas autoridades, incluido el Canal de Suez, que se encargará de formalizar y financiar los proyectos que se desarrollen en los territorios bajo su jurisdicción. Egipto busca también que la fabricación de todos los componentes necesarios para estas industrias se radiquen en su suelo.