No solo eso, sino que además el caso Koldo ha visto como aumentaba su nomina con personajes tan peligrosos para Sánchez como el de su propia esposa, porque además una vez destapada la `potencial corrupción matrimonial es difícil que la oposición la suelte, al igual que los progresistas han hecho con la presidente de Madris y la actuación de su novio.
Además, las situaciones no son ni iguales ni paralelas.
Guste o no, el novio cometió sus posibles delitos fiscales cuando ni tan siquiera era, en ese momento de evitar los pagos a la hacienda, el novio de la suso dicha, por lo que resulta difícil añadir al delito de no pagar, le de trafico de influencias ye implicad así a la presidenta.
Por el contrario, la posición de la señora de Sanche es mas bien la contraria. Ella se ha servido, al menso aparentemente, de su condición de señora de, para medrar y obtener unos recursos que después ha utilizado no se sabe muy bien en que o para que.
Y precisamente esa diferencia es la que tiene nerviosos a todos los cerebros de Moncloa, que tratan de implicar a todo lo que se mueva dentro de las filas de los populares para decir aquello de que todos son unos golfos y que la mierda se extienda por toda la clase política.
Con todo ello, además se trata de dejar pasar el tiempo para que la ley de la amnistía vaya cumpliendo sus compromisos y finalmente sea aprobada para que Sánchez pueda seguir en La Moncloa, lo cual por cierto no está nada claro y puede que tras la aprobación de la ley y la entrada triunfal de Puigdemont en Barcelona, los independentistas dejen caer a don Pedro y se acabe una de las legislaturas mas penosas de nuestra historia, puesto que son demasiados los flecos sueltos, imposibles de contentar,
Todo ello augura un nuevo verano complejo y complicado como nunca mas hubiésemos soñado. De ahí que si todo ello se produce lo único que nos consolara es el refrán con el que titulábamos este breve comentario.