España rechaza , así, que los vehículos de combustión o tecnologías no probadas puedan seguir comercializándose más allá de 2035, subrayando que los vehículos híbridos deberían mantenerse como una opción de transición, con límites de producción para impulsar la penetración de los vehículos eléctricos. Además, Sánchez apoya la creación de una categoría especial para «automóviles pequeños y asequibles» que fomente el acceso a la movilidad eléctrica para todos los consumidores europeos, tal y como promueve ya la propia Comisión, destacando la sostenibilidad y la accesibilidad en el proceso.
De hecho, la Comisión Europea cuenta en su plan de trabajo ya con algunas de las medidas planteadas por Sánchez, lo que en la práctica deja la carta enviada a Europa como una muestra de la oposición a una ampliación del motor de combustión ante la creciente llegada de fabricantes de vehículos eléctricos chinos a nuestro país.
El presidente del Gobierno también resalta la importancia de un paquete de impulso a las baterías, destinado a mejorar la competitividad tecnológica de Europa y a reducir su dependencia de proveedores externos, un factor crucial en un entorno geopolítico global cada vez más competitivo. En este contexto, se plantea la necesidad de reforzar la cadena de suministro de componentes de alta tecnología como las baterías y el acero, proponiendo un etiquetado «verde» para el acero utilizado en la industria automotriz, con el fin de garantizar la sostenibilidad de la producción.
Además, Sánchez apoya la inclusión de requisitos mínimos de electrificación para las flotas corporativas y el uso preferencial de acero producido con bajo carbono, alineando estas iniciativas con los objetivos de la próxima Ley de Aceleración Industrial de la UE.
Con estas medidas, España busca consolidar la competitividad de la industria automotriz europea, al tiempo que asegura que el sector avance hacia una movilidad más limpia y eficiente, en línea con los objetivos climáticos del continente.
