El Observatorio de Precios de Infaoliva, tomando como referencia operaciones reportadas por agentes comerciales colegiados, señala con fecha de ayer cotizaciones más bajas aún, de entre 3,5 y 3,2 euros por kilo.
El desplome es más apreciable si se tiene en cuenta que a principios de año los precios en origen estaban entre 8,7 del virgen extra y los 8,2 del lampante. En abril, ya con perspectivas de una cosecha media o media alta tras las lluvias de primavera, y tras un trimestre de caída suave, los precios estaban entre los 7 y los 6,4 euros el kilo. En octubre, con el mercado tensionado por la escasez de producto, hubo un repunte hasta los 7,20-6,80. Y desde entonces, caída libre acentuada desde que a finales de noviembre entraron al mercado cantidades significativas de aceite nuevo de la cosecha en marcha.
Cooperativas Agro-alimentarias de España ha emitido un comunicado en el que señala que «hay un gran número de agricultores que están tomando la decisión individual de venta de su aceite. En un contexto de incertidumbre y caída de precios, la tendencia natural de estos agricultores es vender cuanto antes para intentar beneficiarse de los precios antes de que bajen, lo que provoca que los compradores ante esa oferta masiva retrasen sus compras y baje el precio, tal y como está pasando, y en esos movimientos no están participando las cooperativas». Las cooperativas señalan que la decisión de venta de muchos agricultores a título de particular, se suma «la disponibilidad de 200.000 toneladas de aceite en Portugal, en su gran mayoría producido en cultivo superintensivo y que juegan en el mercado español a todos los efectos, las 520.000 toneladas que se producen en España fuera de las cooperativas unido a las 100.000 toneladas que se importan de otros orígenes», por lo que señalar a las cooperativas «es absolutamente ridículo», en referencia a mensajes contra las cooperativas lanzadas desde UPA (UGT).
Los cooperativistas indican que la evolución drástica del mercado a la baja en las últimas semanas «carece de justificación si se analizan los datos disponibles a 30 de noviembre, llegando a límites de precio en estos momentos que están por debajo de la rentabilidad de las explotaciones de un gran número de nuestros socios productores y que no podemos asumir como cooperativas». La organización insiste en que no hay razones objetivas que expliquen la escalada. «Las existencias a 30 de noviembre de 321.150 toneladas son las más bajas desde la campaña 2018/19, inferiores en 57.751 toneladas a la de estas mismas fechas el año pasado; los rendimientos industriales de la aceituna recogida hasta la fecha se sitúan entre el 15 y el 17%, muy por debajo de la media de rendimiento con los que se han calculado los aforos, con lo que cabría esperar una menor cosecha de la estimada. No ha llovido durante el mes de noviembre y las previsiones apuntan a que no lo va a hacer en lo que queda de diciembre, lo que va a provocar que los árboles queden en malas condiciones para la próxima campaña sumado a la vecería natural del olivo. A ello hay que añadir que países netamente compradores como Italia tienen cosechas cortas y van a tener que salir a comprar obligatoriamente».
«Ante esta situación, el Consejo Sectorial de Aceite de Oliva hace un llamamiento a la responsabilidad y prudencia en los mensajes que se difunden sobre el mercado. Es necesario evitar actuaciones interesadas y los movimientos de agricultores individuales para no condicionar el mercado que muestra claros síntomas de tensión de disponibilidad de producto. Desde Cooperativas Agro-alimentarias de España defendemos que la mejor herramienta para ordenar la oferta y garantizar un precio justo es la integración de los agricultores en cooperativas. Estas estructuras de comercialización concentran la oferta, aumentan el poder de negociación y aseguran que los beneficios empresariales redunden directamente en las liquidaciones de sus socios y socias», aseguran.
Según el aforo estimado por el Ministerio de Agricultura, en España se esperan 1,2 millones de toneladas de aceite, de las que un millón largo corresponden a la producción andaluza. Los agricultores de esta comunidad, donde el olivar es clave para la economía de más de 300 municipios, serán los principales perjudicados por la caída de los precios.