Asempleo ha publicado un informe bajo el nombre «Radiografía del desempleo juvenil en España» en el que señala que el peso de los jóvenes en el número total de desempleados, que en el primer trimestre de 2022 se situaba en su mínimo histórico con un 14% pero en el tercer trimestre de 2024 alcanzaba máximos desde 2009 y representaba el 19%. La patronal cifra en 523.500 el número total de jóvenes españoles «que quieren y pueden trabajar, pero que no encuentran un empleo», a pesar de que el empleo juvenil ha experimentado un crecimiento medio del 8,4% en 2024.
Asimismo, señala que la tasa de paro nacional se sitúa en el 11,2% y, aunque es similar respecto a los trimestres anteriores, mantiene a España como el único país europeo que supera los dos dígitos. También se encuentra a la cola de la Unión Europea en cuanto al desempleo juvenil, con una tasa de paro del 26,9%, solo por detrás de Suecia (28%) y doce puntos superior a la media europea (14,7%).
En función de la formación alcanzada, los desempleados con primera etapa de educación secundaria, con orientación general, representan más de un tercio del paro juvenil, aunque esta tase se ha reducido respecto a hace diez años, cuando suponían casi la mitad. En la actualidad uno de cada cinco jóvenes parados tiene educación superior y presenta una tasa de paro del 19,4%. El informe considera que la falta de experiencia previa es una barrera significativa, ya que muchas empresas exigen experiencia incluso para puestos iniciales, lo que complica la entrada al mercado de trabajo.
Además, la falta de programas eficaces de inserción laboral y la desalineación entre la formación académica y las necesidades del mercado dificultan aún más la situación. Ante esta situación, Asempleo destaca que existen cerca de 150.000 vacantes en sectores clave para el crecimiento económico permanecen sin cubrir, lo que refleja una desconexión estructural entre oferta y demanda de talento y pone en evidencia la falta de medidas efectivas que favorezcan la transición de los jóvenes al empleo y el desarrollo profesional.
Para Asempleo, la política laboral española carece de respuestas ambiciosas para abordar estos desafíos. En lugar de políticas activas y ágiles que impulsen la formación, fomenten la contratación y adapten las necesidades empresariales a las habilidades de las nuevas generaciones, hay una ausencia de incentivos eficaces, tanto para las empresas como para los propios jóvenes.
«Es crítico que, con la generación de jóvenes mejor preparada», señala el presidente de Asempleo, Cruañas, nos encontremos con una bolsa de desempleo de 25 años que aumenta su peso sobre el total de desempleados».