En este sentido, la entidad ha añadido que «las previsiones centrales son que la inflación volverá al rango objetivo del 2%-3% a finales de 2025 y se acercará al punto medio en 2026. Esto representa un retorno ligeramente más lento al objetivo de lo previsto en mayo, basado en estimaciones de que la brecha entre la demanda agregada y la oferta en la economía es mayor de lo que se pensaba anteriormente».
Para el banco central, «la persistencia de la inflación, en particular en el sector de servicios, sugiere que existen riesgos al alza para la inflación». En lo que respecta al crecimiento económico, el organismo ha indicado que «el dinamismo de la actividad económica ha sido débil, como lo demuestra el lento crecimiento del PIB, el aumento de la tasa de desempleo y los informes de que muchas empresas están bajo presión».
Además, ha remarcado que «sigue habiendo un alto nivel de incertidumbre sobre las perspectivas en el extranjero. Las perspectivas para la economía china se han suavizado y esto se ha reflejado en los precios de las materias primas. A nivel mundial, los mercados financieros han sido volátiles últimamente y el dólar australiano se ha depreciado. Las incertidumbres geopolíticas siguen siendo elevadas, lo que puede tener implicaciones para las cadenas de suministro».
En materia de prioridades, el organismo ha reiterado que «la máxima prioridad que la inflación vuelva a su nivel objetivo en un plazo razonable».
En este sentido, la entidad ha indicado que «los datos han reforzado la necesidad de permanecer atentos a los riesgos al alza para la inflación y la Junta no está descartando nada. La política deberá ser lo suficientemente restrictiva hasta que la Junta esté segura de que la inflación se está acercando de manera sostenible al rango objetivo».