Consideran que las repercusiones sobre la actividad y el empleo serían negativas. El PIB crecería 0,6 puntos porcentuales menos el primer año y 0,7 puntos porcentuales el segundo. La creación de empleo sería 0,5 y 1,2 puntos porcentuales menor, respectivamente. Además, en ausencia de una respuesta anticipada de las empresas, estiman que la medida propuesta aumentaría un 1,5% la participación de los salarios en el PIB a finales de 2025.
En BBVA Research creen que, antes de su aprobación, sería necesario realizar una evaluación detallada de los efectos potenciales de la propuesta y hacer partícipes a los interlocutores sociales en su diseño y futura ejecución.
«Políticas orientadas a minorar los costes no salariales, como las cotizaciones sociales, e incentivar la cooperación entre empresas y trabajadores contribuirían a acentuar los efectos positivos de la reforma, mitigar los negativos y mejorar la posición competitiva de la economía española. Además de sus repercusiones macroeconómicas, sería aconsejable monitorizar los posibles efectos microeconómicos de la reducción de la jornada sobre el bienestar de los trabajadores, su satisfacción laboral o su estado de salud, entre otras», expresan.
Entre las recomendaciones de política económica a corto plazo, el servicios de estudios de la entidad comenta que, dada la magnitud estimada de los efectos potenciales, sería necesario realizar una evaluación detallada de la propuesta antes de su aprobación y hacer partícipes a los interlocutores sociales en el diseño y futura ejecución. A corto plazo, medidas compensatorias orientadas a reducir los costes no salariales, como las cotizaciones sociales, e incentivar la cooperación entre las empresas y los trabajadores contribuirían a acentuar los efectos positivos de la reforma y minimizar los negativos.
A medio y largo plazo, destacan que las ganancias de productividad posibilitan el recorte del tiempo de trabajo sin incrementar el desempleo. Por tanto, aquellas políticas orientadas a incrementar el valor añadido por hora trabajada facilitarán el descenso de la jornada laboral e impulsarán la actividad económica y la creación de empleo.
Además, ven necesario adoptar medidas que impulsen la empleabilidad de los trabajadores y estimulen la mejora continua de su capital humano. Unas políticas activas de empleo más eficaces podrían contribuir a aumentar el número de emparejamientos laborales y a mejorar la calidad de los mismos. Y creen que los cambios en el mercado laboral deberían ser complementados con actuaciones en otros frentes, tales como el educativo y el empresarial. En el educativo, sería conveniente dotar al sistema de enseñanza de las herramientas necesarias para garantizar una menor tasa de abandono escolar temprano y una mayor empleabilidad a largo plazo de los jóvenes que acceden al mercado laboral.
En el ámbito empresarial, opinan que sería deseable promover iniciativas que contribuyan a eliminar las barreras al crecimiento del tamaño de las empresas y a fortalecer su capacidad de innovación y adopción de nuevas tecnologías.
La aplicación de reformas que impulsen un avance sostenido de la productividad que propicie la reducción de la jornada laboral cobra especial relevancia en un contexto de envejecimiento demográfico y crecientes retos vinculados al cambio tecnológico, concluyen.