Esta revisión se debe a que la recuperación se ha intensificado más de lo previsto hace tres meses, gracias a las exportaciones de servicios, en parte por las mejoras de competitividad, el aumento de la fuerza laboral y la ejecución de los fondos NGEU. Así se desprende del Observatorio Situación España de junio de 2024. En el futuro, se espera una desaceleración conforme la contribución de la demanda externa se vuelva negativa, en parte por los límites al crecimiento del sector turístico. Asimismo, la inversión en transporte y vivienda enfrenta obstáculos que no se resolverán a corto plazo, mientras que la demanda interna se verá lastrada en 2025 por el inicio del ajuste fiscal.
Los economistas de BBVA Research señalan que todo esto ocurre en un entorno de elevada incertidumbre sobre el futuro de la política económica, tanto a nivel nacional como mundial. Sin embargo, la información disponible indica que la producción ha tenido un comportamiento mejor de lo previsto hace tres meses. La mejora de la previsión se debe al cambio en la contribución de la demanda externa. Ahora se espera que esta aporte tres décimas al crecimiento del PIB en el conjunto del año, mientras que antes se preveía que restara tres. Esto se debe a la revisión al alza en la expectativa de crecimiento anual promedio de las exportaciones de servicios, a pesar del deterioro en las perspectivas de las ventas de bienes al exterior.
Así, las exportaciones de servicios mantienen su dinamismo, gracias a mejoras de competitividad e incrementos de la capacidad productiva: los precios de las ventas de servicios al exterior continúan aumentando menos que en otros países competidores. Desde el inicio de la pandemia, las exportaciones de servicios no turísticos se han abaratado en casi un 15% en términos relativos frente a las importaciones. En el caso del consumo de no residentes, la mejora en estos términos de intercambio ha sido de alrededor de un 5%. A esto han contribuido varios factores, entre los que destaca la contención de los costes laborales unitarios, limitados por el incremento de la fuerza laboral y la mejor evolución de la productividad por hora que se observa en España, sobre todo en comparación con la UEM.
El Observatorio Situación España pone de relieve el aumento del potencial de creación de empleo, gracias a la inmigración y al incremento en la tasa de participación. En 2019, la población activa creció, en promedio, alrededor de un 1% anual, mientras que en 2023, el crecimiento fue del 2,1%. “La inmigración es una parte fundamental de la capacidad de la economía española para generar puestos de trabajo: en 2023, un 71% del nuevo empleo correspondió a personas nacidas en el extranjero”, señala el informe. “En cualquier caso, la mitad del repunte en el crecimiento de la población económicamente activa, en comparación con hace cuatro años, se debe a la mayor disposición de los residentes a participar en el mercado laboral”.
El sector turístico ha experimentado un notable crecimiento de su capacidad productiva, en particular, el crecimiento del número de habitaciones hoteleras ocupadas, especialmente durante los meses de invierno. Los niveles de ocupación se han situado por encima de los niveles previos a la pandemia. Además, la depreciación del euro frente al dólar y otras monedas emergentes está ayudando a diversificar los países de origen de los turistas. “Esto es especialmente importante dado el estancamiento que sufre la economía europea”, apuntan los economistas de BBVA Research. Por otro lado, los visitantes provenientes de fuera del continente están más interesados en destinos urbanos y del norte de España, lo que permite extender geográfica y temporalmente los réditos del turismo e incrementar el valor añadido por visitante, en un entorno donde el aumento de la ocupación en los destinos de sol y playa durante los meses de verano es limitado.
Sin embargo, en los próximos trimestres esta tendencia puede cambiar y afectar negativamente a la contribución de la demanda externa al PIB. Después de un aumento de dos dígitos en 2024, el consumo de no residentes en términos reales podría estancarse en 2025. Según explica el observatorio, la capacidad utilizada en los meses de temporada alta es limitada; sobre todo considerando que las externalidades negativas del desarrollo del sector están teniendo costes importantes para buena parte de la población. “Elementos como la congestión, la contaminación o el aumento en el coste de vida (principalmente, la vivienda) están produciendo un cambio de sentimiento que tendrá consecuencias en las políticas públicas”, apunta. “Esto impedirá que lleguen al mercado un mayor número de plazas turísticas. De mantenerse el crecimiento de la demanda, es cada vez más probable que esto lleve a un aumento en precios, mayores impuestos o una regulación que restrinja la oferta.”
BBVA Research constata un aumento de la eficiencia productiva en España respecto a la eurozona en los últimos cuatro años. En particular, la productividad por hora en España ha crecido un 3,2% en términos acumulados, mientras que en la UEM lo ha hecho un 0,9%. La principal contribución a esta evolución proviene del aumento de la eficiencia productiva dentro de cada sector más que de una reestructuración del empleo hacia actividades más eficientes o de cambios en la jornada laboral relativa. En este sentido, las actividades financieras y la industria manufacturera explican buena parte del aumento de la productividad laboral en España desde 2020 al ser los únicos sectores que han mejorado su eficiencia productiva e incrementado su peso en el empleo. Las mejoras en productividad se han producido también en el sector servicios y, más concretamente en el comercio, el transporte, la hostelería y las actividades profesionales. No obstante, siguen siendo actividades menos eficientes en promedio.
BBVA Research percibe una aceleración del crecimiento en la eurozona durante los próximos meses, gracias a una mayor certidumbre sobre los costes energéticos y a la recuperación del poder adquisitivo de la población. Por el lado de la energía, el precio de la electricidad está cayendo gracias a niveles de inventarios de gas relativamente elevados. Asimismo, el precio del petróleo no supone, por el momento, una presión sobre las perspectivas de inflación, que podría terminar en el 2,5% en Europa en 2024 y en el 2% en 2025. La mejora que esto traerá en la renta disponible de los hogares, junto con la expectativa de menores cargas financieras hacia futuro, deberían apoyar el incremento del gasto de las familias.
En paralelo, las exportaciones, sobre todo en Alemania, dan signos de reactivación. Comienza a haber señales de una mejora en la demanda externa, conforme mejoran las expectativas sobre pedidos y se reduce el nivel de inventarios.
BBVA Research estima que el tipo de interés de política monetaria en la eurozona podría caer 75 puntos básicos en el conjunto de 2024 y otros 100 puntos básicos el año siguiente. “Es de esperar que, si se confirma el escenario de inflación a la baja y moderada aceleración de la actividad previsto por BBVA Research para la eurozona, se produzcan reducciones de tipos en septiembre y diciembre similares a las de junio”, apuntan los economistas. “En un entorno de amplia liquidez y competencia como el que prevalece en el sector bancario español, esto puede suponer una mejora de las condiciones de financiación para empresas y familias que apoye el crecimiento de la demanda hacia delante”.
El déficit público cerró 2023 en el 3,7% del PIB tres décimas menos de lo previsto y un punto menos que en 2022. El gasto público se comportó en línea con lo esperado. La recuperación de los ingresos tributarios -en particular de los impuestos sobre la renta- y de las cotizaciones sociales superó las expectativas, lo que contrarrestó el peor comportamiento de los impuestos sobre la producción, afectados por las rebajas tributarias. Esta evolución incrementa la probabilidad de que el desequilibrio en las cuentas públicas se sitúe por debajo del 3 % del PIB sin que tengan que tomarse medidas adicionales en materia de política fiscal, según BBVA Research.
En paralelo, la inversión en otros edificios y construcciones empieza a mostrar la aceleración en la ejecución de los fondos asociados al Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia (PRTR). Se espera que este componente de la demanda interna aumente un 6,9%, en promedio, durante 2024 , después de haberlo hecho un 4,4 % en 2023. “Es muy probable que durante todo 2024, los datos vayan mostrando, por fin, la consolidación del impacto de los fondos sobre la actividad económica”, señalan los economistas de BBVA. Moderación del crecimiento en los próximos trimestres
BBVA Research advierte de que el crecimiento del PIB podría moderarse en los próximos trimestres, afectado por una contribución negativa de la demanda externa, dadas las restricciones al crecimiento en el sector turístico y al aumento de las importaciones. “El cambio en la composición de las ventas al exterior, con la menor contribución de las exportaciones de servicios, llevará a un modelo de crecimiento más intensivo en el uso de insumos provenientes de otros países”, subraya el informe.
Asimismo, el servicio de estudios de BBVA percibe que se ha producido un aumento de los ingresos de las familias que no se está trasladando de manera proporcional al gasto. Una explicación al aumento del ahorro podría ser el agotamiento del impulso que supuso para los servicios el fin de las restricciones derivadas de la pandemia.
Finalmente, el estancamiento de la inversión supone un cuello de botella para la mejora de la productividad y de la competitividad. La adquisición de equipo de transporte y la inversión en vivienda se mantienen casi un 20 % y 10 %, respectivamente, por debajo de los niveles de 2019. Asimismo, la sensibilidad de la inversión al ciclo expansivo y, en particular, a los fondos ligados al PRTR ha sido inferior a lo esperado. La inversión se sitúa todavía un 1 % por debajo de los niveles anteriores a la pandemia, mientras que el PIB ya se encuentra casi un 4% por encima. “Entre los factores que pudiesen estar reduciendo el efecto multiplicador de los fondos pueden estar su concentración en la compra de bienes importados, el elevado nivel de capacidad sin utilizar en algunos sectores o la falta de planificación dada la necesidad de gastar los fondos lo más rápidamente”.
Otro factor que puede lastrar a la actividad es el ajuste fiscal necesario para cumplir con las reglas fiscales y que afectará a la demanda interna. Este ajuste se producirá, en el mejor de los casos, a través de un alza de los impuestos indirectos, y en el peor, sacrificando gasto productivo, servicios básicos o con aumentos impositivos ineficientes. “La falta de consenso alrededor de la política económica supone una fuente de incertidumbre hacia delante, que lastra la inversión privada”, apuntan los economistas. “Serían deseables acuerdos transversales que dieran certidumbre sobre el ajuste fiscal, la provisión de servicios públicos esenciales, la protección a los más vulnerables, la reducción de la tasa de paro, la inmigración, la doble transición energética y digital, o el incremento de la productividad”.