Sin embargo, estos costes podrían quedarse de manera estructural en la parte de arriba de la horquilla en la Unión Europea. Con el alza de 3º de las temperaturas medias globales que estima la institución, la UE afrontaría un desembolso adicional del 1,4% del PIB comunitario al año –170.000 millones de euros–. España, que según otra investigación del BCE es la gran economía europea con la inflación más expuesta a los shocks climáticos, ya ha enfrentado pérdidas equivalentes al 5,4% del PIB entre 1980 y 2020, indica la institución.
España también sería el país que más sufriría estos impactos en la ratio de deuda pública con respecto al PIB. Los investigadores del BCE recogen que unos fenómenos meteorológicos más extremos, como consecuencia de un aumento de las temperaturas globales en torno a 2° durante los próximos 20 años, provocarían un aumento de la proporción de la deuda pública con respecto al PIB de alrededor del 5% en la República Checa y España. Mientras, en otros países del norte como Alemania, Países Bajos o Bélgica, la ratio aumentaría tan solo un 1%.
Los impactos económicos de los sucesos climatológicos extremos se pueden representar de diferentes formas. Ya sea a través de gasto directo, normalmente mediante un incremento en el empleo de fondos públicos para prevención de estos eventos o por el dinero destinado a las medidas de socorro; o por la erosión de los ingresos, debido a la pérdida de producción o merced al incremento del gasto público en pagos sociales.
A nivel mundial las expectativas no son mucho más halagüeñas. Las referencias recogidas por la institución bancaria afirman que un incremento sostenido de las temperaturas anuales de 0,04º, las contempladas en un escenario sin mitigación de la emisión de gases de efecto invernadero, reduciría el PIB mundial más de un 7% para 2100.
Europa deberá reducir en 2030 un 55% sus emisiones de efecto invernadero con respecto a 1990, según los acuerdos alcanzados por la Comisión y el Parlamento Europeo. Sin embargo, Bruselas advirtió en el documento Ley de Industria Neta Cero que la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero que se esperan reducir hasta 2050 dependen de tecnologías que “aún no están listas para el mercado”.
Para alcanzar estos objetivos, el informe del BCE estima en 520.000 millones de euros al año hasta 2030 —en torno al 3,7% del PIB europeo— las inversiones necesarias para alcanzar esas metas. El 45% de ellas tendrían que ser públicas, afirman los técnicos del BCE. Utilizando datos de Eurostat, la institución bancaria indica que el gasto en protección medioambiental de la UE se colocó en el 0,8% del PIB de media en 2019. Sin embargo, dentro de este gasto se englobaron un amplio abanico de actividades, como por ejemplo la gestión de residuos hídricos. Al centrar la mirada estrictamente en la inversión, los países europeos tan solo desempeñan de media un 0,15% del PIB.
Otra de las prescripciones de la institución para alcanzar los objetivos climáticos comunitarios se basa en el aumento y homogeneización de los impuestos a los gases contaminantes. Los investigadores sitúan su horquilla entre los 60 euros la tonelada de C02 (tCO2) y 75 euros/tCO2. Sin embargo, las tasas europeas se encuentran sustancialmente por debajo en esta materia, según los últimos datos disponibles de 2018. Suecia, el país que más tributó el carbono, se coloca en los 25 euros/tCO2, mientras que España se sitúa, junto con Estonia, en última posición, con 0,1 euros/tCO2.