«Comprar ahora y pagar después resulta muy tentador, pero puede fomentar la compra impulsiva. Por ello, debe primar la sensatez en las decisiones de compra para evitar el sobreendeudamiento y comprometer las finanzas personales a medio o largo plazo», señala el organismo. Considera importante avisar de que antes de hacer uso de este método es importante que conocer también los riesgos que implica. Uno de ellos es que puede provocar una falsa sensación inmediata de ahorro y, por tanto, puede generar un riesgo auténtico de sobreendeudamiento si se financian varias compras con este sistema y se incrementan considerablemente los gastos en meses futuros, comprometiendo el dinero del que se dispondrá a medio y largo plazo.
Además, como no se percibe como un crédito no se le dedica el mismo nivel de atención a la información recibida durante el proceso de comercialización y contratación, como ocurriría con cualquier otro tipo de financiación. De este modo, se pueden dar sorpresas en el futuro como, por ejemplo, el cobro de comisiones e intereses. En concreto, este método consiste en fraccionar y aplazar los pagos de las compras realizadas por el consumidor, ya sea en un punto de venta físico u online. Está pensado básicamente para compras de importes no muy elevados y el consumidor puede decidir en el momento de la compra si desea aplazar el pago mediante un crédito concedido casi de forma automática que deberá devolver en cuotas mensuales.
Como explica el Banco de España en su blog, estos créditos pueden tener o no intereses y comisiones, dependiendo de la oferta de la entidad, aunque es frecuente que no los tengan. No obstante, hay que valorar que, en caso de no atender el pago de alguna de las cuotas acordadas, la entidad podría cobrar intereses de demora y comisiones por impago, lo que elevaría de forma importante el coste del crédito recibido.