En concreto, Bruselas mejora dos décimas su estimación previa de crecimiento de la economía española y sitúa el avance del PIB en el 2,4% este año. Este cálculo que coincide con el incluido por el Gobierno en su Plan Presupuestario y se produce tras la revisión al alza que llevó a cabo previamente el Instituto Nacional de Estadística. Sin embargo, el frenazo de las economías del euro, el endurecimiento de la política monetaria y el menor dinamismo del sector turístico han llevado al Gobierno Comunitario a empeorar dos décimas la estimación para el próximo ejercicio, cuando contempla que España crezca un 1,7%.
España se mantendrá así como la economía que más crecera en ambos ejercicios entre las grandes del euro gracias, en buena medida, al desembolso de los fondos europeos.
La Comisión sitúa la demanda interna como principal motor del crecimiento el año que viene, por la mejora de los salarios y la moderación de los precios. Al mismo tiempo, el desarrollo del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y la aceleración prevista de los pagos a cargo de los Next Generation sostendrán la inversión, especialmente en maquinaria y bienes de equipo. Esto permitirá, según la Comisión, que el PIB acelere su avance al 2% ya en 2025. Los riesgos a la baja se relacionan con el impacto prolongado sobre la demanda del endurecimiento de las condiciones financieras, especialmente a la luz del elevado, aunque decreciente, nivel de deuda externa, pública y privada», advierte la Comisión Europea en su informe. Este destaca cómo el aumento del poder adquisitivo de los hogares, y la «saneada situación financiera» del sector privado en general tras los esfuerzos que las familias y las empresas han venido haciendo desde la pasada crisis financiera podrían mitigar los obstáculos al consumo y la inversión.