Los motivos que empujaron al sistema a requerir este máximo se encuentran, según explica la CNMC, en «la ausencia de viento, la baja producción solar e indisponibilidad de dos centrales nucleares». Y toda esta demanda fue «proporcionada por las plantas de regasificación».
A lo largo de la tercera semana del pasado mes de diciembre, Red Eléctrica se vio forzada a interrumpir el suministro eléctrico a la gran industria para evitar lo que hubiera sido un gran apagón. Una bajada drástica de las temperaturas, unida a unas renovables poco eficientes, obligaron a la compañía a priorizar el confort térmico de los hogares en detrimento de la gran industria, que vio cómo se quedó sin suministro hasta en tres ocasiones.
Junto con esta medida, el operador tomó dos decisiones complementarias para tratar de equilibrar el sistema. Por un lado, aplicó en varias ocasiones el Servicio de Repuesta Activa de la Demanda (SRAD), un mecanismo previsto para equilibrar la generación y la demanda en aquellas situaciones en las que el sistema no cuenta con los recursos suficientes para mantener el nivel adecuado de resera del sistema. La adopción del SRAD conlleva, además, que las industrias se comprometan a reducir su consumo durante, como máximo, tres horas al día por proveedor, y con un preaviso de al menos 15 minutos.
Por otro lado, el sistema se vio obligado a recurrir a fuentes no renovables, particularmente al ciclo combinado. Según puede apreciarse en el gráfico, que toma por ejemplo la radiografía de la generación a las diez de la mañana del 11 de diciembre, el ciclo combinado fue la tecnología más demandada. Casi el 40% de la generación en aquel momento, a pleno día, dependió del ciclo combinado. Esta imagen contrasta, en lo que respecta a los ciclos, con la media acumulada de todo el año, en la que esta fuente de energía ocupó la quinta plaza, por detrás de la eólica, de la nuclear, de la fotovoltaica y de la hidráulica.
Pese a que los hogares no se vieron afectados por los cortes de suministro, sí que sufrieron en términos económicos este desajuste energético. El mayor empleo de los ciclos, unido a la falta de producción renovable y las paradas programadas para las centrales nucleares Ascó I y Ascó II, propiciaron que el precio de la luz alcanzara su pico máximo anual en el mercado mayorista el pasado 12 de diciembre, con 146 €/MWh.