Tan solo el sector textil español pierde alrededor de 1.000 millones de euros al año debido a la venta de ropa falsificada, lo que conlleva la pérdida de más de 11.200 puestos de trabajo. Las falsificaciones de joyas, relojes, bolsos y maletas provocan pérdidas de ventas estimadas en 327 millones de euros anuales. Desde aprovechar la tecnología de vanguardia que les ofrecen proveedores de soluciones de seguridad como SICPA, hasta reconectarse con su herencia, las marcas de lujo están adoptando nuevas estrategias para proteger su legado, mantener la exclusividad de la marca y conservar la confianza con sus clientes leales.
El mercado de falsificaciones de lujo ha crecido en paralelo con la demanda mundial de productos de alta gama. Estos artículos constituyen una parte significativa del mercado mundial de falsificaciones de 4,5 billones de dólares. Dado que las plataformas digitales proporcionan un fácil acceso a los consumidores, los artículos de lujo falsificados han encontrado una vía franca para su distribución (especialmente porque estas plataformas a menudo tienen dificultades para hacer cumplir las estrictas regulaciones sobre falsificaciones).
Se estima que el 40% de las ventas de productos de lujo ya se producen online. Los mercados y las plataformas de redes sociales han creado un entorno casi inabarcable y vertiginoso en sus operaciones, en el que los falsificadores pueden operar con cierto anonimato, a menudo manteniéndose un paso por delante de la aplicación de la ley.
La comodidad de las compras en línea facilita a los consumidores la compra de artículos que creen que son auténticos, pero que en realidad son, ingeniosamente disfrazados, falsificaciones. Aproximadamente, un 30% de los consumidores adquiere accidentalmente productos online falsificados. Las plataformas de comercio electrónico también han facilitado la distribución masiva de productos falsificados en Europa, aprovechando beneficios logísticos y fiscales.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades por detener estas actividades ilegales (en diciembre de 2024, la Policía Nacional, en colaboración con Europol y OLAF, desmanteló una red que introdujo casi 2.000 toneladas de productos falsificados en Europa desde 2023, incluyendo ropa deportiva, bolsos de lujo, calzado y relojes; en mayo de 2025, en Elche, se incautaron más de 1.000 artículos de lujo falsificados, principalmente bolsos y monederos, en una nave industrial; y en junio de 2025, la Guardia Civil en La Rioja destruyó cerca de 2.000 artículos deportivos falsificados, con un valor estimado de 35.000 euros, entre otras operaciones), las falsificaciones en nuestro país generan pérdidas anuales de aproximadamente 5.700 millones de euros y la destrucción de 44.700 empleos, afectando principalmente a los sectores de moda, perfumería y juguetes.
En concreto, el sector textil español pierde alrededor de 1.000 millones de euros al año debido a la venta de ropa falsificada, lo que conlleva la pérdida de más de 11.200 puestos de trabajo. Las falsificaciones de joyas, relojes, bolsos y maletas provocan pérdidas de ventas estimadas en 327 millones de euros anuales. A nivel europeo, las falsificaciones en los sectores textil, cosmético y juguetero causan pérdidas anuales de más de 16.000 millones de euros en ingresos y la desaparición de aproximadamente 160.000 empleos. En cuanto al sector del lujo, las falsificaciones de joyas, relojes, bolsos y maletas generan pérdidas anuales de aproximadamente 3.500 millones de euros en toda la UE.
Esta tendencia subraya la necesidad de contramedidas más sólidas por parte de las marcas de lujo y los gigantes tecnológicos para evitar que los productos falsos inunden el mercado. Por eso, a través de la tecnología, las estrategias impulsadas por el patrimonio y las asociaciones con proveedores de soluciones de seguridad como SICPA, las marcas de lujo ya están mejor equipadas para hacer frente a la crisis de las falsificaciones y han decidido pisar el acelerador para activar todos sus recursos.
Cada año, estas marcas pierden miles de millones debido a las falsificaciones, lo que repercute negativamente en su rendimiento financiero, en su capacidad para innovar e incluso en su crecimiento en el mercado. Combatir esta situación requiere una inversión continua en medidas contra la falsificación, acciones legales y esfuerzos de educación del consumidor, al que hay que convencer del grave costo humano que va asociado con la producción de artículos de lujo falsificados: estas falsificaciones se fabrican con frecuencia en condiciones deplorables, que a menudo implican trabajo forzoso o explotación infantil.
El verdadero costo de estos artículos de lujo falsos es mucho mayor del que parece, ya que, además de dañar el valor de la marca (basado en la confianza de los clientes, la artesanía y la exclusividad) y alterar todo el ecosistema del lujo, incluye un daño profundo y severo infligido a las personas vulnerables involucradas en su producción.