La portavoz, Alegría, reconoció que el Ejecutivo no está disposición de garantizar que el presidente o cualquier otro miembro se vaya a ver afectado por algún nuevo informe de la UCO o cualquier otra información relacionada con la corrupción.
«Ustedes me preguntan a mí, sé que además le han preguntado a otros miembros del Consejo de Ministros, si van a aparecer más nombres. No lo sé», respondió Alegría, quien añadió: «Oiga, nosotros conocimos el contenido de ese informe cuando se abrió el secreto de sumario, yo no sé si antes había otros que lo conocían. Yo que sí les puedo decir es cuándo lo conoció el Gobierno, que es cuando se abrió el secreto de sumario».
Como ya es costumbre cada semana, la portavoz tiró la piedra y escondió la mano, porque no quiso aclarar a quién se refería cuando deslizó que pudiera haber «otros» que tuvieran el informe Cerdán antes. Fuera de micrófono, los socialistas se vienen mostrando convencidos de que Alberto Núñez Feijóo manejaba información privilegiada y que por eso el miércoles, en la sesión de control al Gobierno en el Congreso, preguntó a Pedro Sánchez si respaldaba al secretario de Organización del PSOE.
La Secretaría de Estado de Comunicación trató de desviar el interés de la rueda de prensa del Consejo de Ministros de este martes a toda costa. Y para ello sacó a comparecer a la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Aagesen, para que presentara pormenorizadamente durante 40 minutos el informe de conclusiones sobre el apagón del pasado 28 de abril. Por fortuna para el Gobierno, el documento estuvo listo justo para este martes. Pese a que, en su día, el Gobierno advirtió de que tardarían meses en analizar la maraña de datos de aquel día.
Aun así, el intento no sirvió de mucho, porque las preguntas de los periodistas -las pocas que deja hacer la Moncloa- estuvieron orientadas a la corrupción, sin que Alegría pudiera tampoco explicar cómo están tan seguros de seguir contando con la mayoría parlamentaria si Sánchez se niega a someterse a una cuestión de confianza.
La portavoz denominó al trío formado por Ábalos, Cerdán y García «triángulo tóxico» e insistió en defender la rapidez de respuesta «en cuanto se tuvo conocimiento de los mínimos indicios sólidos, el jueves». «Nos equivocamos dándole la confianza a dos personas que no la merecían, nos hacemos cargo de ese error. Pero no podemos aceptar que se crea que todos somos iguales. Este hecho no puede utilizarse como coartada para ensuciar el buen nombre de personas honestas. No se puede crear esa sombra de duda ni aceptar que todo el mundo es igual».