En los últimos diez años, no solo han crecido el número de estaciones de servicio en España, sino que también lo han hecho los carburantes que encontramos en las mismas. Desde 2013 hasta 2023 se ha incrementado en un 16,53% el número de estaciones de servicio por tipo de carburante disponible para los usuarios, pasando de 7 a 14 tipologías. En lo que respecta a la gasolina, la 95, con más de 8.700 puntos de repostaje competía con la 98, que entonces acumulaba unos 2.000 menos. Hoy, la 98 le ha cedido el puesto a la 98 E5, con algo más de 5.800 surtidores, mientras que la 95 ha mutado a la 95 E5, con alrededor de 10.700. Más abultada ha sido la subida del gasóleo A, el más habitual de los diésel, pues su repunte ha sido del 23%, aunque si sumamos el premium, que hace 10 años no existía, la subida sería del 103%. Tal y como vaticina Montero, director general de Grupo Moure, “en la próxima década seremos testigos de un nuevo modelo de estación de servicio”. El experto describe este paso adelante desde la óptica costumer centric, dado que “el futuro de la movilidad apunta a que el negocio se volcará en las necesidades del cliente, constituyéndose como un centro multienergía capaz de dar respuesta a cualquier tipología de movilidad, sin dejar de lado otros servicios añadidos como lavado de vehículos, reparación, compras, etc.”. En este sentido, el directivo admite que estos lugares “dejarán de ser meros puntos de repostaje y derivarán en centros integrales del cuidado del vehículo”.
Del mismo modo que algunos carburantes como los gases licuados del petróleo, el natural comprimido o el licuado no estaban presentes en las estaciones y hoy sí, la aparición de los vehículos eléctricos ha obligado a estas empresas a operar cambios de calado en sus negocios. Según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac) en base a Electromaps, en el primer trimestre de 2024 se contabilizaron 32.422 puntos de recarga de acceso público en España, cuando el parque actual estimado de vehículos eléctricos supera ampliamente el millón entre híbridos y eléctricos puros.
Teniendo en cuenta que el Parlamento Europeo ha aprobado la prohibición de vender coches nuevos con motores de combustión a partir de 2035, apostar por un modelo escalable es la solución, pues “así reduciremos conjuntamente la huella de carbono en nuestros desplazamientos, sin necesidad de cambiar nuestro vehículo y acudiendo a las mismas estaciones de servicio”, concluye Montero.