El titular de Economía ha asegurado que estas figuras han servido para “cubrir el escudo social” planteado por el Gobierno tras la crisis de la covid y que, en todo momento, han sido “compatibles” con los “mejores resultados de la historia” de ambos sectores. El ministro ha defendido los dos tributos creados en plena crisis inflacionaria con el argumento de gravar los beneficios caídos del cielo del sector financiero y las energéticas. Entre febrero de 2022 y el pasado verano, los altos precios de la energía y los altos tipos de interés han proporcionado pingües beneficios a las empresas energéticas y a la banca. Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional ha advertido a España de que estos impuestos extraordinarios a los bancos, las energéticas y las grandes fortunas deberían ser “limitados y temporales”.
Por el contrario, para Cuerpo prueba de lo “acertado de esta medida” es su impacto “redistributivo” que no ha afectado, ha insistido, “ni a la propia actividad, ni a la competencia, ni a la solvencia de ninguno de los dos sectores”.
El titular de Economía ha apostado por “adecuar” estas tasas que, en un principio, iban a ser temporales solo para hacer tributar por los beneficios extraordinarios de 2022 y 2023, pero que ahora se “mantendrán de manera permanente”. En esta adecuación, ha sostenido que, para el caso de las energéticas, se deben tener en cuenta las necesidades y objetivos de inversión de estas empresas en el despliegue de redes eléctricas, donde España tiene margen de crecimiento; mientras que en el caso de las entidades financieras, es necesario adaptar el impuesto “al ciclo financiero, al ciclo de crédito y al ciclo de tipos”. Ha indicado que el ciclo financiero no va a estar siempre en el punto en el que está ahora mismo, y se ha mostrado partidario de tener en cuenta “el impacto que esto pueda tener también en las propias hojas de balance de las entidades”.