En este sentido, se ha mostrado crítico con la «forma» en la que se ha ejecutado la oferta de compra, tras admitir que recibió una llamada del presidente de BBVA, Torres, cuando el consejo de administración de la entidad ya había tomado la decisión. «Creo que la forma es importante, porque supone o puede suponer un punto de volatilidad e incertidumbre adicional en los mercados», ha destacado el ministro, que también ha expresado sus preocupaciones por el fondo de la operación. El responsable de este departamento se ha escudado de nuevo en los argumentos esgrimidos con anterioridad, como los «lesivos» efectos que tendría para los consumidores en términos de reducción de competencia y los posibles recortes de empleo. El ministro ha considerado que esta excesiva concentración puede provocar «inestabilidad financiera o producir problemas de transmisión de política monetaria».
Ha puesto como ejemplo la lenta transmisión de la subida de los tipos de interés a la remuneración de los depósitos, situación que incluso fue investigada por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. Cuerpo también ha apelado a la cohesión territorial, al concentrarse la mayor parte de la actividad de Banco Sabadell en Cataluña y Comunidad Valenciana.
Lo mejor de todo es que el ministro español realizaba estas declaraciones tras la conversación mantenida el lunes con la presidenta del consejo de supervisión del Banco Central Europeo, Buch, quien ha destacado en l reunion del Eurogrupo que «los bancos con buena capitalización son la columna vertebral de una economía fuerte».
Es habitual que el BCE haga hincapié en la resiliencia de los bancos, pero estas palabras cobran mayor importancia ante el contexto bancario en España. Buch insistió en que los bancos con buena capitalización «dan beneficios a la sociedad» y están mejor preparados «para absorber potenciales shocks y competir con homólogos internacionales».
Cabe recordar que la opa requiere el visto bueno del BCE, la CNMV, la CNMC y las autoridades de competencia de Reino Unido. Sin embargo, en términos de concentración y de competencia -las preocupaciones que ha manifestado el Gobierno- es la CNMC quién debe evaluar la compra. En este sentido, el papel del BCE es el de revisar los requisitos de capital y el modelo de negocio que plantee la hoja de ruta de BBVA.
Por otra parte, los expertos comentan que el BCE no rechaza las compras o fusiones bancarias porque se generen bancos «demasiado grandes», sino que se limita a revisar la reputación de la entidad compradora y los balances financieros.
Durante su intervención en el Eurogrupo, Buch advirtió que las presiones por la competitividad «están desafiando los márgenes de beneficios de los bancos, lo que en última instancia puede comprometer su resistencia y llevarles a asumir riesgos excesivos».