Según los datos del banco emisor, la rentabilidad media de los depósitos en España metió la directa en marzo hasta cerrar en el 1,31%, frente al 0,89% de febrero y se trata del nivel más alto desde febrero de 2014, cuando en esa fecha la remuneración se situaba en el 1,37%. Aún así, este porcentaje se queda muy por detrás de los tipos oficiales de la eurozona, que después de la última subida aplicada por el Banco Central Europeo este jueves se situaron en el 3,75%, mientras que la facilidad de depósito, es decir, lo que paga el organismo a los bancos por su dinero, está en el 3,25%.
Lo cierto es que la remuneración de las imposiciones a plazo fijo ha tardado en arrancar. A lo largo de 2022 estuvo anclada prácticamente en el 0%, mismo nivel que el precio oficial del dinero y ante los tipos en negativo que había en la eurozona. Así, durante el primer buena parte del año pasado, el tipo medio de los depósitos permaneció anclado en el 0,1% y comenzó a elevarse a partir de septiembre, coincidiendo con la segunda subida de los tipos de interés por parte del BCE. Aunque el gran salto se produjo especialmente en la recta final del año, con un breve impasse, en enero, cuando experimentó una leve caída frente a diciembre de 2022.
A pesar de esta aceleración, la gran banca que cotiza en el Ibex 35 ha demostrado cierta resistencia a remunerar los depósitos. Los consejeros delegados alegan que están ofreciendo a sus clientes otros productos más rentables, como son fondos de inversión, especialmente de renta fija, para darles acceso a la subida de las rentabilidades que está experimentando la deuda pública. Así, el coste del pasivo de los depósitos durante el primer trimestre que han ido dando a conocer los grandes bancos muestran todavía unas rentabilidades mínimas, a pesar de haber ido mejorando frente al trimestre anterior.