Así se ha pronunciado en una entrevista concedida a la agencia Efe con motivo de la asamblea anual del FMI y el Banco Mundial, que esta semana se celebra en Marrakech (Marruecos), y en la que el Fondo ha hecho públicas sus perspectivas económicas de otoño. Son unos cálculos que, en el caso concreto de la economía nacional, contemplan un frenazo mayor de lo previsto el próximo ejercicio, cuando el PIB crecerá un 1,7%, tres décimas por debajo de lo que habían estimado en julio.
Gourinchas ha explicado que esta rebaja de la previsión de crecimiento para España el próximo ejercicio está relacionada con la ralentización de la demanda del sector servicios, que había sido el que había encabezado la recuperación tras pandemia al levantarse las restricciones a la actividad. Las economías orientadas a los servicios, con una industria turística fuerte como es el caso de España, se han visto impulsadas por un fuerte aumento de la demanda de servicios en el último tramo de 2022 y principios de 2023, un efecto que está desapareciendo y que es el que explica la revisión a la baja para el año que viene.
Gourinchas ha eludido pronunciarse sobre la situación política en España, aunque sí ha señalado que «siempre es bueno tener un gobierno que implemente políticas y estamos deseando ver eso en España». Sobre la situación del mercado de trabajo en España, ha apuntado que la ve «relativamente fuerte», con tasas de paro históricamente bajas, y ha destacado especialmente que el acuerdo salarial ha permitido mantener subidas salariales «moderadas» sin riesgo de que se produzca la tan temida espiral inflacionista. El FMI prevé que la tasa de desempleo se reduzca hasta el 11,8% este ejercicio y al 11,3% el próximo.