De esas 70 entidades, 57 son supervisadas por el Mecanismo Único de Supervisión (MUS), 19 más que en el ejercicio de 2021. Por otro lado, el Banco Central Europeo ha realizado de forma paralela, y siguiendo unos criterios consistentes con los aplicados en el ejercicio de la EBA, una prueba de resistencia a otras 41 entidades significativas de tamaño mediano del área euro. Los grupos bancarios españoles que han participado en ambos ejercicios mantienen unos niveles de capital satisfactorios en el escenario adverso, con un menor impacto en términos generales respecto al ejercicio anterior, a pesar de la mayor severidad de este escenario. El resultado del escenario adverso servirá de base para determinar las recomendaciones de Pilar 2 (el denominado “Pillar 2 Guidance”, P2G). Además, en el proceso anual de revisión y evaluación supervisora (SREP, por sus siglas en inglés) se tendrán en cuenta también ciertos aspectos cualitativos del desarrollo de este ejercicio.
El ejercicio de este año, además del incremento de la muestra, presenta como novedad más relevante la introducción de un enfoque “top-down” basado en un modelo estadístico desarrollado por el supervisor para los ingresos netos por comisiones (NFCI, por sus siglas en inglés).
El escenario adverso de este año se caracteriza por una acusada contracción de la actividad económica, provocada por las perturbaciones de las cadenas de suministro mundiales debido al aumento de las tensiones geopolíticas, agravadas por un nuevo brote de infecciones por COVID-19. Estas perturbaciones también hacen que la inflación sea más alta y persistente, lo cual lleva a que los tipos de interés de mercado sean elevados. Precisamente, ésta es la principal diferencia del actual escenario adverso respecto al utilizado el año 2021.
Como cada dos años, la EBA se encarga de coordinar el ejercicio y definir la metodología, mientras que las distintas autoridades competentes son las encargadas del control de calidad. En el caso de las entidades de la zona euro, este proceso se ha llevado a cabo por el BCE junto con las autoridades nacionales integrantes del MUS. Partiendo de los datos a 31 de diciembre de 2022, las entidades han elaborado sus proyecciones de resultados y capital durante un periodo de 3 años (2023-2025) bajo dos escenarios macroeconómicos: uno denominado base y otro adverso. La Junta Europea de Riesgo Sistémico (ESRB, por sus siglas en inglés), en cooperación con el BCE, las autoridades competentes, la EBA y los bancos centrales nacionales, es responsable del diseño de ambos escenarios.
El escenario base se corresponde con las proyecciones de los bancos centrales nacionales de diciembre de 2022. El escenario adverso trata de recoger los principales riesgos identificados para la estabilidad financiera en ese momento.
Como se indica en el informe publicado por la EBA, los bancos de la Unión Europea parten con unos niveles de ingresos y rentabilidad superiores a los de 2021, lo que, unido a una mayor calidad de activos con menores ratios de activos dudosos, supone una mejor situación inicial respecto a la de ejercicios anteriores. En el escenario adverso, la ratio de capital de nivel ordinario (CET1) a 31 de diciembre de 2025, sin aplicar medidas transitorias (“fully loaded”), de las 70 entidades de la EBA se situaría en un 10,4%, y el impacto agregado mostraría una caída de 4,6 puntos porcentuales (pp). con relación a la ratio de cierre de 2022 (4,8 pp en el ejercicio anterior).
En el caso de las 98 entidades supervisadas directamente por el BCE, éstas alcanzarían un 10,4% de ratio CET1 “fully loaded” al final del ejercicio en el escenario adverso, lo que representaría un impacto medio de 4,8 pp (5,2 pp en el ejercicio anterior). En el ejercicio coordinado por la EBA han participado ocho españoles: Santander, BBVA, Caixabank, Sabadell, Bankinter, Unicaja, Abanca y Kutxabank.