En concreto, seis miembros (Andrew Bailey, Sarah Breeden, Ben Broadbent, Swati Dhingra, Huw Pill y Dave Ramsden) se han pronunciado en este sentido, mientras que tres miembros (Megan Greene, Jonathan Haskel y Catherine L Mann) prefirieron aumentar los tipos en 0,25 puntos porcentuales.
Desde la decisión anterior del organismo británico, «ha habido pocas noticias sobre los indicadores clave de la persistencia de la inflación en Reino Unido». «Los aumentos anteriores de tipos habían pesado cada vez más sobre la economía y el impacto de una política monetaria más estricta probablemente se materializaría antes en la demanda y la rigidez del mercado laboral que en el crecimiento de los salarios y la inflación servicios».
Así lo señala el documento del encuentro, donde el BoE asegura que «seguirá vigilando de cerca los indicios de presiones inflacionarias persistentes y de resiliencia en la economía en su conjunto, incluida una serie de medidas de la rigidez subyacente de las condiciones del mercado laboral, el crecimiento de los salarios y la inflación de los precios de los servicios».
El Comité de Política Monetaria ha reiterado que establece la política monetaria para alcanzar el objetivo de inflación del 2% de una manera que ayude a sostener el crecimiento y el empleo, siendo «necesario un mayor ajuste de la política monetaria si hubiera evidencia de presiones inflacionarias más persistentes».
El Banco de Inglaterra espera que la inflación de Reino Unido caiga «justo por debajo del 5%» en octubre y se mantenga «alrededor de ese nivel» durante el resto de 2023. Además, ha revisado su previsión para 2024 al alza, en 75 puntos básicos, hasta el 3,25%. Calcula que la inflación será del 2% a finales de 2025.