La decisión, unánime, refleja el margen de pausa que dan una inflación en el objetivo y una visión relativamente positiva del crecimiento económico, junto con la necesidad de análisis ante un mapa de riesgos exigente. Con todo ello, el BCE quiere “esperar y ver” antes de volver a mover ficha. La reunión enfrió las expectativas de los mercados sobre un posible recorte de tipos en septiembre, aunque los inversores siguen cotizando que el recorte termine produciéndose antes de terminar el año.
Puntos clave
Según lo previsto, el BCE no modificó los tipos de interés (depo en el 2,00%), así que hoy fue la primera reunión sin bajadas de tipos desde julio de 2024.La decisión, unánime, refleja el margen de pausa que dan una inflación en el objetivo y una visión relativamente positiva del crecimiento económico, junto con la necesidad de análisis ante un mapa de riesgos exigente. Con todo ello, el BCE quiere “esperar y ver” antes de volver a mover ficha.Y es que el BCE sigue viendo un nivel de incertidumbre económica excepcional, en buena parte por las tensiones comerciales, y quiere gestionar esta incertidumbre con pausa y análisis. Por ello, Lagarde reiteró que, de cara a las siguientes reuniones, las decisiones van a depender de los datos y no habrá compromisos con ninguna senda de tipos a futuro. Y, para reforzar el mensaje, terminó la rueda de prensa deseando “unas buenas vacaciones en modo esperar y ver”.La reunión enfrió las expectativas de los mercados sobre un posible recorte de tipos en septiembre (hoy probabilidad del 25% vs 43% al cierre de ayer), aunque los inversores siguen cotizando que el recorte termine produciéndose antes de terminar el año (depo en el 1,75% a diciembre de 2025 con probabilidad del 75%).
Escenario económico
El BCE presentó una visión de la economía positiva en cuanto a los datos se refiere, pero rodeada de una incertidumbre “excepcional” a futuro. Destacó que la inflación está en el objetivo y que la actividad se muestra resiliente.Más en detalle, el BCE valoró positivamente las últimas cifras de crecimiento y dijo que, más allá de las distorsiones relacionadas con los aranceles (efectos anticipatorios que empujaron las exportaciones) y las estadísticas irlandesas, ve dinámicas de fondo positivas en consumo e inversión. Todo ello en un mercado laboral robusto y con el posible apoyo de una mayor inversión en defensa e infraestructura.
En inflación, el BCE resaltó que un amplio abanico de fuerzas está convergiendo al objetivo: los indicadores de inflación subyacentes son acordes con un 2% a medio plazo, el crecimiento salarial se modera (y tiene visos de hacerlo más), los márgenes empresariales y la recuperación de la productividad ayudan a reducir los costes laborales y las expectativas de inflación están bien ancladas.
La gran piedra en el zapato del BCE, pues, es el mapa de riesgos. El consenso en el BCE es que las amenazas son bajistas para el crecimiento (tensiones comerciales, incertidumbre, turbulencias financieras, conflictos geopolíticos), aunque también se resalta la posibilidad de que la actividad encuentre vientos de cola en el gasto en defensa e infraestructura y reformas que estimulen la productividad.
En cambio, la dirección de los riesgos que rodean la inflación es incierta. Las fuerzas desinflacionistas van desde un tipo de cambio del euro más fuerte a un enfriamiento de la demanda global, pasando por una posible redirección comercial de “terceras economías afectadas por los aranceles” (léase China). Pero también hay fuerzas inflacionistas, como la amenaza de disrupciones en las cadenas globales de suministros, el mayor gasto en defensa e infraestructuras y los efectos del cambio climático sobre los precios de los alimentos.En este contexto, Lagarde mostró cautela con las noticias que apuntan a un acuerdo comercial entre EE. UU. y la UE y, en general, se limitó a distinguir entre la resolución de la incertidumbre y los efectos de los aranceles: una resolución rápida de la incertidumbre dará claridad a consumidores y empresas y facilitará el análisis para el BCE, pero los aranceles seguirán condicionando la economía y continuará siendo difícil determinar su efecto neto sobre la inflación.
Política monetaria
Desde junio, el BCE mantiene el tipo depo en el 2,00%, el refi en el 2,15% y el de la facilidad marginal de crédito (MLF) en el 2,40%, niveles que estimamos “neutrales” (ni estimulan ni enfrían la actividad).A pesar de que el discurso del BCE y la rueda de prensa estuvieron muy centrados en la incertidumbre comercial y el impacto de los aranceles, también hubo un par de apuntes sobre monedas digitales y liquidez:
Lagarde señaló que el BCE debe adaptarse a los cambios tecnológicos y a las preferencias de pago de los ciudadanos, y hacer que el euro digital pueda ser “una realidad posible”.Sobre la liquidez y el cambio de marco operativo, Lagarde simplemente recordó que hay mucha liquidez y, de hecho, reconoció que quizás incluso hay más de lo anticipado.
Reacción de los mercados
Los mercados financieros hicieron una lectura hawkish de la reunión del BCE. Aunque la sesión estuvo dominada, en su conjunto, por la esperanza de un acuerdo comercial entre EE. UU. y la UE y un sentimiento de risk-on entre los inversores, en el intervalo de la rueda de prensa de Lagarde se observaron mayores repuntes en los tipos de interés, cierto enfriamiento en las bolsas (dentro de una jornada alcista) y fortalecimiento del dólar.