Se consolida la divergencia entre Europa y Estados Unidos en materia de inflación. En la zona Euro, el dato provisional del IPC del mes de marzo se situó en el 2,4% una décima menos que la previsión del mercado y dos décimas menos que el dato de febrero. Adicionalmente, en esta ocasión la inflación subyacente si se está moviendo en la misma dirección bajando hasta el 2,9% desde el 3,1% anterior. Parece claro que la inflación en Europa ha dejado de ser un problema, y este hecho va a influir mucho en las decisiones futuras de política monetaria que pueda tomar el Banco Central Europeo.
En Estados Unidos, la situación es bien distinta, y es que hay algunas variables como la fortaleza de la economía o el precio de la energía, que no están permitiendo que la inflación ceda. El IPC americano ya había presentado un dato creciente en el mes de febrero, tanto a nivel general como subyacente (3,2% y el 3,8% respectivamente), y el último dato publicado la semana pasada correspondiente al IPC de marzo, ha corroborado que la tendencia se ha dado la vuelta definitivamente. El mercado esperaba una nueva subida hasta el 3,4% a nivel general, y una pequeña corrección del IPC subyacente hasta situarse en el 3,7%, sin embargo, el dato definitivo terminaba en 3,5% y 3,8%.
En este contexto, con unos niveles de precios que se alejan cada vez más del objetivo del 2%, las expectativas de bajadas de tipos de interés por parte de la FED vuelven a reducirse en número y a retrasarse en el tiempo. La Reserva Federal mantuvo los tipos sin cambios en su reunión de marzo, y desde entonces, Jerome Powell había mantenido su discurso intacto: previsión de tres bajadas de 25 puntos básicos en 2024, que empezarían a materializarse a partir de la segunda mitad del año, pero que en función de la evolución de los datos las decisiones podrían retrasarse. Sin embargo, los últimos datos macro publicados, con una inflación que vuelve a sorprender al alza y otros indicadores económicos como el empleo, el ISM o los PMIs que han superado positivamente a las estimaciones de los analistas, hacen difícil justificar prontas bajadas de tipos. En estos momentos el mercado a través de la curva de swaps descuenta una bajada de 50 puntos para 2024 (a finales de 2023 se descontaban más de 100 p.b. para todo 2024).
En Europa, el consejo del Banco Central Europeo se reunió el pasado jueves 11 de abril, y mantuvo los tipos de interés sin cambios por quinto mes consecutivo. Como hemos comentado, la situación en Europa es bien distinta a la de Estados Unidos, pues nos encontramos en un entorno de bajo crecimiento económico, y ya con una inflación bastante controlada, por lo que parece claro que el BCE se va a anticipar a la FED en cuanto a bajadas de tasas de interés. De hecho, varios miembros del BCE apuntaron la posibilidad de haber bajado los tipos ya en la reunión de abril, aunque en el discurso oficial se otorga una probabilidad importante a que el primer movimiento lo veamos en la reunión de junio.
Por último, la semana pasada comenzó la esperada temporada de resultados empresariales en Estados Unidos, que sin duda será uno de los catalizadores para los mercados financieros en los próximos días. Los grandes bancos estadounidenses defraudaron a los analistas con la excepción de Citigroup que superaba ligeramente las estimaciones. Por su parte, Wells Fargo y JP Morgan Chase presentaban cifras de negocio por debajo de lo esperado, con unos menores beneficios debido al incremento en costes.
MERCADOS
Alcanzamos la mitad del mes con los mercados reflejando la tensión creciente en Oriente Medio, pero por ahora sin que se otorgue una probabilidad elevada a un deterioro significativo y de larga duración, dando la sensación de que lamentablemente, los mercados se han acostumbrado a cohabitar con la incertidumbre que generan los conflictos armados.
Las principales bolsas perdían la semana pasada entre el -0,60% del Nasdaq 100 y el -2,10% del Ibex 35. Por su parte los índices de referencia en EE.UU. y Europa cedían un 1,55% (S&P 500) y un 1,20% (Eurostoxx 50) respectivamente. Hay que destacar que la sesión del viernes del S&P 500 fue la de peor comportamiento desde inicios del mes de enero. Por su parte, las caídas de las bolsas asiáticas han llevado a los índices de la región a situarse en mínimos de las últimas seis semanas.
La rentabilidad de los bonos tuvo un comportamiento dispar entre EE.UU. y Europa. El bono con vencimiento en diez años estadounidense subía 12 p.b. para terminar la semana en el 4,50% tras haber marcado un máximo anual en 4,58%. En Europa la deuda alemana y española veían como a pesar de los riesgos geopolíticos crecientes, la rentabilidad de su deuda cedía 5 p.b. para finalizar la semana en el 2,36% y en el 3,19% respectivamente. La explicación a este comportamiento diferenciado lo tenemos en los datos del IPC estadounidense publicados la semana pasada, y que como hemos comentado, hacen pensar que en los tipos de interés en EE.UU. se mantendrán elevados por más tiempo del que se creía.
En cuanto a las materias primas, el oro ha vuelto a iniciar una semana con subidas tras haber marcado un nuevo máximo histórico en 2.431 $/oz y haber cerrado en 2.343 con una ganancia del 0,6% respecto a la semana anterior. Por su parte el crudo cedía al inicio de la semana a pesar del incremento de las hostilidades en Israel, el mercado ya había subido el precio anticipándose al evento.
A nivel macro hay que destacar, a parte de la fortaleza del IPC estadounidense, que la economía china sigue mostrándose débil, con unos datos de IPC (se esperaba caída de 0,7% a 0,4% y finalmente publicaron 0,1%) y de su balanza comercial, que se quedaron notablemente por debajo de lo que anticipaba el mercado.