El dólar cayó frente a la mayoría de las divisas del G10 la semana pasada, aunque los movimientos fueron relativamente moderados frente al euro y la libra esterlina. Los indicios económicos de que, después de todo, la temida desaceleración podría haber resultado exagerada han ayudado al billete verde a mitigar estas pérdidas. En general, la semana pasada fue bastante tranquila en el mercado de divisas, sin tendencias claras. Los pocos movimientos significativos observados se debieron a factores nacionales idiosincrásicos.
Esta semana bursátil será más corta en EE.UU. debido a la festividad del Día del Trabajo este lunes. A pesar de ello, se publicarán una gran cantidad de datos macroeconómicos. El más importante será el informe sobre el mercado laboral estadounidense de agosto que se publicará este viernes. Los estrategas han revisado a la baja sus expectativas tras el débil informe de julio, pero estas siguen siendo coherentes con una modesta creación de empleo y solo un ligero repunte del desempleo. El reemplazo de la directora de la organización que compila los datos del informe (la Oficina de Estadísticas Laborales) por un partidario de Trump añade una nueva dosis de incertidumbre a la cuestión. Los datos preliminares relativos a la inflación en la zona euro en agosto, que se publicarán el martes, serán el otro foco de atención esta semana.
EUR
El lento crecimiento de los tipos de los bonos soberanos a largo plazo en todo el mundo también está afectando a la zona euro, aunque la magnitud es distinta en cada país. Los inversores están centrando su atención en Francia, que combina una situación fiscal desastrosa con inestabilidad política. El primer ministro francés Bayrou se enfrentará a una cuestión de confianza el próximo lunes, ya que los esfuerzos por recortar el gasto público han resultado infructuosos hasta ahora. Los tipos a 30 años en Alemania también alcanzaron máximos de 15 años la semana pasada.
Si bien el euro sigue beneficiándose de la preocupación por el deterioro institucional en Estados Unidos, se está viendo frenado, a su vez, por el crecimiento tibio y los bajos tipos de interés a corto plazo. La publicación clave de esta semana será el informe preliminar de la inflación de agosto, que debería mostrar una convergencia hacia el objetivo del BCE, algo poco común entre las principales áreas económicas actualmente.
USD
Aunque los datos de la semana pasada sorprendieron en general al alza y dibujaron un panorama de una economía resiliente, la publicación de las nóminas no agrícolas este viernes será seguida muy de cerca. El debilitamiento del mercado laboral es la única razón que explica el giro dovish de la Reserva Federal y el hecho de que haya telegrafiado una bajada de tipos en septiembre. Si los datos muestran cierta resiliencia, dicho giro podría interpretarse como una cesión por parte del banco central a la implacable presión ejercida por Trump para que baje los tipos de interés.
Mientras tanto, el intento de Trump de despedir a Lisa Cook probablemente de pie a un largo proceso legal. Aunque el impacto a corto plazo está siendo limitado, el mensaje que Trump pretende enviar al resto de gobernadores es inequívoco. Los tipos a largo plazo son fundamentales para Trump, ya que determinan las tasas hipotecarias y, por lo tanto, la evolución del mercado inmobiliario. Estos siguen obstinadamente altos incluso cuando las expectativas de recortes de tipos por parte de la Fed han aumentado.
GBP
La semana pasada fue bastante tranquila en cuanto a publicaciones macroeconómicas y política monetaria en el Reino Unido, y esto se vió reflejado en la libra esterlina. Hubo más actividad en el mercado de bonos del Estado británico, donde los tipos a largo plazo siguen subiendo sin cesar. Por supuesto, se trata de una tendencia general en los mercados de deuda soberana, pero los rendimientos británicos son los más altos del G10. La incapacidad del Partido Laborista para controlar el gasto, junto con las persistentes sorpresas al alza en la inflación, ciertamente no están ayudando.
Los mercados están descontando actualmente un recorte de tipos por parte del Banco de Inglaterra este año con una probabilidad de ni siquiera el 50%. Mientras tanto, el aumento progresivo de los tipos a medio y largo plazo amenaza con restar eficacia a las medidas de política monetaria. Esta semana, la atención en el Reino Unido se centrará probablemente en las cifras de ventas minoristas de julio, que se publicarán el viernes y que se espera que muestren un estancamiento en el gasto de los consumidores en el comienzo del tercer trimestre.