Se trata de “Asesinato en el Richelieu” (1937) y “El enigma de los gatos asesinados” (1938). Las dos tienen una misma característica: se desarrollan en un Hotel y por lo tanto el asesino tiene que ser uno de los que están conviviendo, y más en este caso que se trata de un Hotel de montaña que además ha quedado aislado por una tormenta.
La protagonista es la misma en las dos novelas, Adelaida Adams, una mujer mayor, y que acude al Hotel Lebeau porque se lo pide su amiga y contrincante verbal Ella Trotter. Se van a encontrar en ese lugar que tuvo momentos más felices pero que, ahora está casi en ruina. Hay muy pocos clientes y sobre todo está la pequeña familia de un millonario cuya hija se suicidó hace un año, y un supuesto profesor contratado por la mujer, que practica el espiritismo con una ayudante que es casi idéntica a la hija muerta,
El tema del espiritismo estaba en auge en el momento en que se escribió la novela y es empleado por muchos otros autores. En la sesión aparece degollado Thomas Canby, el millonario y padre de la suicida, después de ser acusado en el momento del trance hipnótico de ser el asesino de su hija. Y de ahí se pasará a otras muertes incluidos unos gatos. ¿Por qué?
Acude un policía con sus ayudantes, pero quien acabará de resolver el caso es Adelaida, junto con uno de los huéspedes, un periodista con el que desde el primer momento se enfrentaron.
La autora hace un certero análisis de todos los personajes que ayudan al lector a meterse en la novela e intentar resolver un caso que a todas luces parece imposible de solucionarse.
Buena novela por la que el tiempo no pasa y su interés sigue siendo grande.
El enigma de los gatos asesinados
Anita Blackmon
Siruela