Y todo ello sin olvidarnos de las ausencias y silencios, que también son importantes, incluso a veces mucho mas que las palabras, sino que se lo pregunten a mas de un voluntario o a cientos de damnificados que se han quedado mudos, sin palabras ante la magnitud de la tragedia.
Quizá por eso tengan importancia estas palabras de Mazón: «la magnitud de la tragedia marca un antes y un después en nuestras vidas, nada volverá a ser igual». En efecto, en esa sencilla frase se resume lo que fue la catástrofe, tras la cual no volverá a ser igual, por que es imposible que lo sea, se empeñe quien se empeñe.
El problema es que no bastará con que sea distinto para los habitantes de la zona, sen de, pueblo que sean, es necesario que los mandantes se reconviertan en servidores de los ciudadanos. La tragedia ha sido posible porque ni Sánchez, ni Ribera, ni Mazón reaccionaron como servidores del pueblo. Todos ellos, estos tres y toda la ristra que les acompaña no impidieron con sus obligaciones de gestoras eficientes y eficaces.
Cada uno de ellos, y son centenares, insisto, pasaban de los ciudadanos y aunque parece que algunos ha reaccionado, son tantos los vicios con loa que funciona la llamada casta que resulta imposible creer que esto tenga arreglo, por eso mismo nada volver a ser igual.
Por otra parte, también es necesario que “ todas las Administraciones demos la mejor de la capacidades en la peor catástrofe» porque la situación que ha quedado es como «un escenario bélico».
En efecto, es de desear que todos los estamentos oficiales implicados en la reconstrucción de toda una enorme región den lo mejor de sus capacidades y recursos. La reconstrucción de una región rica desde hace muchos años no va a ser fácil, muchos se han quedado sin nada, muchas empresas no tienen ni por dónde empezar y solo la disposición unida de todos los estamentos implicados en la reconstrucción pueden hacerla posible.
El resto será un nuevo camelo de esa casta que tarde o temprano deberá ser sustituida